Jano, desempeñando el papel de ianitor, no solo controla las puertas del tiempo, sino que también desentraña la simbología axial de las llaves. Estos atributos se convierten en símbolos axiales, desbloqueando las dimensiones temporales y conectando pasado y futuro. En este complejo tapiz simbólico, las llaves revelan su poder para abrir la puerta hacia diferentes realidades temporales.
Dentro del misticismo hindú, Jano comparte un nexo profundo con Civa, también conocido como Shiva. Ambos comparten el título de "Señor del triple tiempo", custodios de una eternidad que se desenvuelve en pasado, presente y futuro. Esta conexión transversal destaca la universalidad de arquetipos que trascienden las barreras culturales.
Las Puertas Solsticiales, marcadores celestiales de gran relevancia, están íntimamente ligadas al ciclo zodiacal, guiando los destinos de los astros y la vida en la Tierra. Jano, en su papel cósmico, preside estas puertas, que ofrecen acceso a las dos mitades del ciclo zodiacal: la ascendente y la descendente. Así, su papel como "Señor de las dos vías" se manifiesta, conectando las corrientes místicas de derecha e izquierda, representadas por la letra Y de los pitagóricos.
La cosmovisión cristiana presenta el "Reino de los Cielos", un término que encuentra eco simbólico en las llaves de Jano. Según la tradición, estas llaves abren y cierran las puertas hacia lo trascendental, y el deva-yana señala la vía por la cual se alcanza ese reino celestial. La dualidad de las llaves, una de oro y otra de plata, evoca los "grandes misterios" y los "pequeños misterios", conectando el simbolismo cristiano con las antiguas tradiciones.
En la antigua Roma, los Collegia Fabrorum, custodios de misterios iniciáticos vinculados a las artesanías, estaban bajo la presidencia de Jano. Esta asociación revela su papel como dios de la iniciación, una función vital que trasciende las civilizaciones. La continuidad de esta tradición en el cristianismo se manifiesta en las festividades solsticiales de Jano, ahora personificadas en los dos San Juan, reflejando la transmisión ininterrumpida de conocimientos iniciáticos.
El término "johannita", que designa el aspecto esotérico de la tradición cristiana, trasciende las apariencias religiosas. En la masonería, heredera directa de las antiguas corporaciones, las festividades solsticiales persisten como testimonios vivos de este legado. Las corporaciones medievales, especialmente la de los constructores, mantuvieron viva la llama de la iniciación, siendo los dos San Juan sus patronos, de donde surge la conocida expresión "Logia de San Juan" en la masonería actual.
En el vasto lienzo de la historia, Jano y sus festividades solsticiales se entrelazan con la espiritualidad cristiana, fusionando antiguas raíces con las ramas de la tradición medieval. La doctrina tradicional de las puertas solsticiales, con sus conexiones iniciáticas, perdura en la masonería especulativa moderna, donde las festividades solsticiales, dedicadas a los dos San Juan, resuenan como un eco lejano pero poderoso.
Al explorar más allá de las fronteras culturales, la figura de Hermes Trismegisto, el místico y alquimista de la antigüedad, revela sorprendentes resonancias con Jano. Ambos personajes encarnan la triple manifestación del conocimiento, revelando la atemporalidad de ciertos principios simbólicos que han perdurado a lo largo de las eras.
En resumen, la figura de Jano, como ianitor de las puertas cósmicas, portador de llaves simbólicas y "Señor del triple tiempo", se erige como un faro que ilumina las sendas del conocimiento y la iniciación a lo largo de la historia. Sus conexiones con Civa, las Puertas Solsticiales, el ciclo zodiacal, el Reino de los Cielos, el deva-yana, los Collegia Fabrorum, el término "johannita", las corporaciones medievales, la Logia de San Juan y Hermes Trismegisto revelan una riqueza simbólica que trasciende las barreras temporales y culturales, sirviendo como guía para los buscadores de la verdad en todas las épocas.
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