El individuo nace de su antigua persona al haber elevado su conciencia; mientras que la persona que se mantiene en un estado de estasis respecto de lo mismo, sin poder individuar, no logra actuar sobre sus egos.
El individuo es Terrenal y Universal; mientras que la persona es únicamente Terrenal.
El individuo ve la utilidad del vacío existente dentro de una jarra; mientras que la persona solo ve a la propia jarra y no concibe las propiedades de su vacío.
El individuo es Uno con la Naturaleza y con los demás seres humanos; mientras que la persona es uno con su individualismo.
El individuo entiende a la pobreza de espíritu como una consecuencia de la riqueza de desvalores; mientras que la persona no entiende ni transforma sus propios desvalores por no comprender su pobreza de espíritu.
El individuo entiende su lugar en el colectivo humano y natural; mientras que la persona no llega a construir su fundamental sentido de interrelación con el entorno.
El individuo permanece en el centro y a la vez es dueño de sondear los extremos pero jamás deja de retornar hacia el centro; mientras que la persona es eminentemente extrema y descentralizada de la esencia que nos ha impreso la naturaleza desde tiempos inmemoriales.
El individuo, aunque virtuoso en muchos aspectos, es humilde; mientras que la persona, solo se desvalora con cada uno de sus pasos, y además, no conoce la humildad.
El individuo vive del silencio escuchándolo todo; mientras que la persona habla de todo sin llegar a vivir para escuchar nada.
El individuo contempla la Luz desde su humana oscuridad; mientras que la persona surca por su propia oscuridad destemplando a toda Luz que esté a su alcance.
El individuo es consciente de que el contenido es más importante que el contenedor; mientras que la persona, instintivamente, exalta el contenedor por sobre su contenido.
El individuo ve a los ricos y a los pobres como iguales; mientras que la persona no se percata de los pobres a la par que mantiene su atención egóica sobre una constante comparación con los ricos.
El individuo mira; mientras que la persona, ve.
El individuo escucha, mientras que la persona oye.
El individuo es silencioso porque ha desarrollado una constante charla hacia su interior; mientras que la persona es imparablemente ruidosa porque no le es posible entablar una mínima relación de dominio conversacional respecto de sus egos.
El individuo logra pasar desapercibido; mientras que la persona ostenta sus trofeos sobre su efímero podio de indiferencias.
El individuo debe desaparecer para poder llegar a ser; mientras que la persona, por medio de sus máscaras inconscientes, infructuosamente intenta ser como respuesta a sus ansias de nunca desaparecer.
El individuo tiene porque carece; mientras que la persona carece porque tiene. El individuo no desea nada, y por ello tiene todo; mientras que la persona desea todo, y por ello no tiene nada.
El individuo es un pensador basado en el constante análisis de su "Si Mismo" como punto de partida para construir su sabiduría; mientras que la persona es un conocedor enmarcado en el incesante escrutinio de los "si Mismos" de terceros.
El individuo es introyectivo; mientras que la persona es disruptiva.
El individuo ni alaba y ni concibe ser alabado; mientras que la persona vive para obtener sus cuotas periódicas de alabanzas y de ese modo poder continuar con su acostumbrada dosis diaria de muerte.
El individuo entiende la escases y el sufrimiento como el principio de la abundancia y la felicidad siendo consciente de que todo es cíclico; mientras que la persona busca con arduo empeño a la abundancia y a la felicidad y huye de la escases y del sufrimiento porque no entiende de que todo es cíclico, aunque ese ciclo dure varias vidas y varias muertes.
El individuo no fuerza ninguno de los hechos de posible suceder para que las cosas ocurran tal y como él no lo ha pensado, siendo dichos hechos, sus esperados acordes; mientras que la persona existe en el vano esfuerzo diario de que los hechos aún no ocurrentes se le manifiesten de una u otra forma inimaginable tal y como él lo ha pensado siendo dichos hechos, sus inesperados discordantes.
El individuo, sin estar presente, es parte de todo y de todos; mientras que la persona que intenta estar presente en todo no logra ser parte de nada ni de nadie.
El individuo piensa en no acaparar nada, y por eso puede obtener todo; mientras que la persona acapara todo lo que esté a su intelectual alcance, y por eso no tiene nada.
El individuo hace de su existencia una religión, en donde su único Dios se constituye como el "politeísmo" de su "Si Mismo"; mientras que la persona hace de su religión una gran parte de su anhelada y múltiple existencia en donde su único Dios es el que proviene desde un lugar muy externo a su incomprendido "Si Mismo".
El individuo piensa que sabe lo que siempre piensa; mientras que la persona cree que sabe lo que del exterior le ha provenido.
El individuo muere una y mil veces para llegar a ser; mientras que la persona necesita tener para no morir una y mil veces.
El individuo conlleva la sabiduría de la Nada gracias a sus constantes pensamientos sobre el Todo; mientras que la persona arremete con la intelectualización del Todo aunque no logre obtener la sabiduría de la Nada.
El individuo comprende y aprehende el vacío de la Nada y por ello se siente constantemente satisfecho; mientras que la persona en todo momento se halla en un estado de insatisfacción por el hecho de no hallarle lógica alguna al vacío.
El individuo sabe que el vacío existe porque algo lo contiene y por ello se centra en la impermanencia del contenedor para seguir conociendo todos los vacíos posibles; mientras que la persona no entiende la importancia del vacío porque ronda los extremos de la necesidad de la permanencia del contenedor, tal como si una copa fuese más importante que el vino en su interior o que el cuerpo humano fuese más importante que los actos altruistas derivados de él.
El individuo entiende a la vida eterna a través de sus actos y ejemplos, por el hecho de ser; mientras que la persona busca el tener como para instaurar una falsedad inconsciente respecto de lo que considera inaceptable, es decir, su propia e inevitable muerte.
El individuo sabe que la muerte es un tránsito hacia un nuevo individuo debido a que el vacío debe ser comprendido desde la vida siendo un nuevo cuerpo, su nuevo contenedor; mientras que la persona conoce o cree que la muerte es el final, y que después de ella no hay nada más que oscuridad, por el hecho de que no ha logrado comprender la importancia del vacío y su necesidad de un contenedor recurrente.
El individuo sabe que ignora, y por intermedio de ello no ignora lo que sabe y por lo tanto sabe lo que debe saber a cada momento; mientras que la persona cree que sabe o cree que no ignora y por ello no sabe lo que sabe y no sabe lo que ignora y como consecuencia no logra llegar al saber, sino que mas bien, al creer que cree, y al creer que conoce, y por lo tanto sus momentos están repletos de creencias y no de sapiencias.
El individuo trasciende los límites de su Si Mismo sin siquiera intentar trascenderlos; mientras que la persona, al imponerse límites, nunca conocerá su posibilidad de trascendencia y nunca logrará mirar y actuar más allá de aquellos.
Este Nuevo Mundo, que comienza el 1º de enero de 2021, no necesita personas... necesita más individuos.
Nelson J. Ressio.
Nelson J. Ressio.
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