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17/01/2021

El Botón Rojo del Dr. Strangelove, relativo con la audacia -humana y de los algoritmos computacionales- y con el Fantasma en la Máquina de la Inteligencia Artificial.



He estado relacionando el conocido Botón Rojo del Dr. Strangelove, más que nada, en lo referente a la audacia empleada para poder presionarlo y su relación de dicha decisión humana con un posible comportamiento similar, pero de parte de las nuevas Mentes algorítmicas basadas en la Inteligencia Artificial.

Dicha metáfora, respecto del mencionado botón, es excelente, porque, a mi relativo entender, se relaciona, justamente, con la idea del escrito que acompaña a mi imagen, de que, más allá de la contemplación, como un estado de introspección, al justo momento de que, el miedo comienza, y quiera hacernos huir, hacemos justamente lo contrario, es decir, a seguir adelante, y presionar el botón; pero, en este sentido, en el de la audacia, lo enmarcaría dentro de lo que podríamos denominar como, "Soledad Epistemológica", como para colocarle un nombre a un determinado estado decisorio o indecisorio, el que nos llevará a la audacia, y dentro de otro estado, que podría denominarlo como, "Soledad Decisional", relativa a un momento justo, en el cual no seguimos órdenes desde nuestros superiores, no por un desacato, sino que, por la ocurrencia de eventos probabilísticamente mas caóticos, dentro del conjunto de eventos mayor, en el que nos encontramos; esa "Soledad Decisional", también nos empuja a la audacia, debido a que, ambas "soledades" nombradas, se enmarcan dentro de una pequeña desconexión con un cierto plan, con una cierta cadena de mando, y con una determinada lealtad, que por un motivo u otro, en ese pequeño momento de contemplación, nos encuentra solos, sin que nos ayude la epistemología, y sin que tengamos un plan u órdenes a seguir, por motivos relativos a un evidente caos; y allí, justo allí, somos nosotros y el botón rojo, y aparentemente, tenemos la audacia como única opción, por lo que debemos decidir lo siguiente: ¿qué hacemos? ¿presionamos el botón rojo? ¿Saltamos a la nieve o al agua helada? Desde mi perspectiva entiendo que, la decisión tomada, para que se traduzca en un acto de audacia, el solo hacerlo, no debe pensarse más, que lo que dura un abrir y cerrar de ojos, teniendo en cuenta aquellos dos tipos de soledades, dentro del caos eventual, que mencioné antes, pero aquí juega un papel importante, la intuición, como percepción rápida de la realidad que tenemos en frente, dejando de lado a los sentidos, ya que los sentidos, en cierta medida, nos engañan y nos hacen presas fáciles de nuestras subjetividades, y como tales, pasibles de contener errores de entendimiento y posterior traslado de dichos errores, hacia la toma de decisiones de dicho entendimiento sesgado.

Pero, por otro lado, la intuición, lo que se acerca mucho más hacia lo estrictamente objetivo, nos dirá si presionamos el botón rojo, o si nos debemos arrojar al agua helada, por ejemplo y para responder a las cuestiones del párrafo precedente, y desde mi punto de vista; muy falible, por supuesto; esta intuición fugaz, es la audacia, en el momento en el que nos hallamos frente a situaciones caóticas de soledad, algo inevitable, dentro de un conjunto de eventos mayoritario, y cuanta mejor entrenada se encuentre nuestra intuición, la audacia que he nombrado antes, tendrá una mayor carga de afinidad, con lo epistemológico, con la cadena de mando o con una determinada lealtad. Será una audacia intuitiva, inteligente, y por ello es que, la intuición es la que debe constituirse muy fuerte, y estar muy entrenada, y, ¿cómo entrenamos la intuición?, pues, más allá de hacerlo por medio del uso del hábito, también y a la par, elevando nuestra conciencia, en todo momento, en todo ámbito en el que nos encontremos, por medio de un gran proceso de pensamiento periódico, con mucho estudio y por medio de toda la voluntad que podamos ser capaces de entregar desde nuestra parte; y es allí, desde mi punto de vista, cuando la audacia, esa decisión inevitable y fugaz, será más efectiva que otra audacia, basada en una intuición más pobre, más débil, y por lo tanto, menos eficiente. La intuición rápida, cuanto más fuerte se constituye dentro nuestro, seremos mejores ejecutores de actos audaces, y el resultado de dicho evento audaz, tendrá menos consecuencias negativas y más consecuencias positivas. Con una intuición débil, por los motivos antes mencionados, muestro evento audaz, tendrá mas consecuencias negativas que positivas.

El comportamiento audaz, creo que tiene que ver con aquella fortaleza o aquella debilidad que porte nuestra intuición. Entonces, ¿los algoritmos de Inteligencia Artificial (AI), pueden volverse "audaces" y decidir por si mismos? Pues, a esta respuesta, algunos la denominan como: "El Fantasma en la Máquina".

El Fantasma en la Máquina, esa dualidad mental (entre mente y cuerpo), justamente, creo que se enmarca dentro de la intuición, ya que la intuición, se corresponde con un conjunto de reglas mentales duales, las que nos llevan a tomar uno u otro camino, es decir, lo que nuestra mente dual siente, en lo que dura un abrir y cerrar de ojos, lo que nuestra mente cerebral y nuestra mente corporal deciden, al ver aquel botón rojo por ejemplo, y en ese conjunto decisorio fugaz, dentro de ambas soledades, epistemológica y de seguimiento de órdenes, es en el estado en el que actuamos, y el efecto de presionar o no presionar, dicho botón rojo, será positivo o negativo, dependiendo de lo decidido por aquella mente dual, por ese fantasma en la máquina, algo que en Inteligencia Artificial se tiene muy en cuenta, como pequeñas porciones de código ejecutable, los que se reagrupan siguiendo, justamente aquella audacia que mencionaba antes, pero una audacia basada en la intuición de dichos algoritmos de AI, y no así, en explícitas decisiones programadas por un ser humano, sino que, decisiones tomadas por ellos mismos, como una Lógica Difusa, como un Pensamiento Lateral, y que dichos algoritmos se "dan el lujo de tener".

En definitiva, cuanto más potencia tienen las máquinas que ejecutan los algoritmos de AI, los fantasmas en la máquina, serán más inteligentemente audaces, tal como en el ser humano, ya que, cuanta más cultura y conciencia tengamos, nuestros comportamientos audaces, también serán más inteligentes, y con consecuencias más positivas que negativas.


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