Alguien me preguntó una vez.
-Nelson, ¿desde cuando crees tu, que eres escritor?
-Y... desde que tenía 13 o 14 años, aproximadamente-. Le respondí un tanto dubitativo en mis palabras.
-¿Como dices Nelson? ¡Pero si... recién, hace unos 10 años que te veo publicar artículos, música, ensayos y libros! ¿Como puede ser que seas escritor hace mas de... mmm... ¿30 años, mas o menos?-. Me retrucó al instante, tal como insinuando el que haya expresado una mentira de mi parte.
A lo que respondí.
-Mira, estimado. A aquellos 10 años, súmale millones de líneas de código fuente, que he escrito, fundamentado en diferentes lenguajes de programación de computadoras (y sobre otros tipos de dispositivos programables), de lógicas silogísticas, de algoritmos matemáticos, algebráicos, estadísticos y probabilísticos, y luego, líneas y líneas de Solfeo Digital (11 años de Producción musical), mas mi propio impulso hacia la cultura general: psicología, filosofía, Física cuántica... y demás ramas del saber; y sumado todo lo anterior, a mis estudios formales (primario, secundario y universitario); obtendrás lo que expresé hace unos momentos... el tener mas de 33 años de escritor, con sus obvias y evidentes variantes, pero con un poderoso fundamento totalmente demostrable tras mis espaldas.
-Ahhh. ¿Fundamento demostrable dices? Pues, ¿en donde puedo ver todo lo que me has dicho, y que supuestamente has hecho en mas de 30 años?-
-Pues ahora te lo mostraré y dejaré a vuestro criterio... la verdad que... no soy de las personas que tengan algo que esconder. Por lo tanto, y si así lo deseas... puedes verificar cada cosa que te he dicho, y más aún, en este link que te escribo en este papel... y... eso que este link, que termino de escribirte... está un tanto incompleto; mil disculpas por ello: https://www.erminauta.com/p/links.html
-¡A ver Nelson!... ehh...-. Y transcurridos unos momentos, un silencio sepulcral contenido por medio de un gran halo de envidia, es lo único que prosiguió en esta supuesta conversación.
Pues, Esa persona, luego de observar qué era lo que yo había logrado en mi vida, y sabiendo, de mi parte que todos tenemos, en mayor o menor medida, las mismas posibilidades y capacidades, para hacer las mismas, o bien, mejores cosas; esa persona, como decía antes, desapareció para siempre.
De todos modos, aún hoy puedo llegar a percibir a esa persona, pero, en cambio, esa persona, no se percata de mi presencia, aunque yo pasara volando justo por delante de sus ojos, y lo saludara por medio del esgrimir su nombre.
Las almas que vibran en lo alto, pueden Mirar un panorama mucho mas amplio, que el que ven las almas que vibran en lo bajo. Cuando alguien se eleva, a veces, desde lo bajo, se torna muy trabajoso el llegar a divisar al que surca los Cielos, y menos que menos, el poder llegar a Mirarlo; e imposible se torna, si la Luz del Sol, o de la Luna, es lo que se "interpone".
Quien permanece en lo bajo, sabiendo que siempre tendrá la posibilidad de elevarse, gracias al innegable hecho de hacer caso omiso a dicha Posibilidad, no será muy capaz de ver mas arriba, que la propia altura en la que se encuentran sus glóbulos oculares, y únicamente, podrá continuar viéndose a si mismo, y a su entorno, y al mundo maquinal que lo rodea, y a los demás como él, y al propio suelo que pisa, mediante sus ojos de reptil, en lugar de Mirar lo anterior, con ojos de Águila.
Comprendí entonces, el porqué de aquel silencio y de aquella pérdida de visibilidad, en dirección hacia mi, de parte de aquella persona, luego de que ella viera las Posibilidades que se me habían presentado a lo largo de mi existencia, y respecto de las cuales, mi humanidad un tanto "anormalmente" consciente, las había podido, y sabido identificar, una por una, en el mundo de las ideas, para luego, saber y poder transformarlas en realidades comprobables, en el mundo de las apariencias.