Los seres humanos, no cambiamos, solo nos valemos de máscaras para simular cambios o estados alternativos de conciencia, en determinados momentos en los que nos enfrentamos a diferentes situaciones, las que podrían tener ciertas características de "situaciones comunes y corrientes de la vida cotidiana". Algo normal y de todos los días y que ningún ser humano se escapa de lo anterior.
Ahora bien; existe un único evento, de entre muy pocos similares (algunos iniciáticos con fines de autoconocimiento), en el que el ser humano, realmente... cambia su estructura psicológica interna, como si ocurriera, de repente y sin aviso de ninguna índole, una abrupta y muy dañina tormenta; la que a todo saca de su contexto original; la que a todo reescribe en un instante; la que a todo le quita sus colores originales, y como consecuencia, solo los tonos grises toman el lugar en donde antes existía preeminencia de un imponente cromatismo; la que logra, con su fuerza desgarradora, desconectar lazos, que antes parecían inalterables. Es esa tormenta; es ese evento; el cual logra, por medio de una destructora y totalitaria efectividad, de que el ser humano, cambie de verdad y para siempre, sin posibilidad alguna de volver hacia atrás, tal como a si de intercambios de máscaras psicológicas quisiera referirme nuevamente. Esa tormenta a la que hago referencia, y de manera metafórica, es la causante del verdadero y único cambio de un ser humano, es una tormenta creada y dirigida por terceros, para el momento en el que estos, aplasten vilmente... la desesperación de un determinado ser humano.
La desesperación, se relaciona con la acumulación de opciones agotadas como para sobrellevar una vida normal; se relaciona con el último intento, de quien se está ahogando, por encontrar una rama, aunque sea débil y pequeña, como para asirse de ella, y ayudarse a si mismo para salir flote, o al menos, poder mantenerse en la superficie; se relaciona con encontrarnos, de un momento al otro, parados en el borde de un gran abismo de incertidumbres; se relaciona con caer en una aparente eternidad, en dirección hacia aquel abismo, sin que jamás podamos divisar el fondo, y al mismo tiempo, sin que nos percatemos, sin llegar a darnos cuenta nunca, de que también ha desaparecido la superficie, ya que no se halla más al alcance de nuestra visión; la desesperación se relaciona con el último y humilde grito de ayuda que un ser humano pueda esgrimir, valido por las pocas fuerzas que en ese momento puedan subsistir dentro de él. Teniendo en cuenta lo que significa la desesperación, y basado en lo inmediato anterior a este párrafo, nos podremos hacer una idea de lo crítico que es, el que éste estado del ser humano, sea aplastado, sin aplicar siquiera, un mínimo de empatía previa, porque, al hacerlo, al aplastar la desesperación de una persona, sin mediar sentimientos constructivos de ningún tipo, tal como lo expresé al comienzo, logran, y con gran efectividad, que esa persona, se convierta en otra, y muy diferente, a su estado de ser anterior; es el único y verdadero cambio, el de que, la personalidad logre ser mutada por otra, o bien, se consiga generar una mezcla de ambas personalidades, es decir, la personalidad previa a la destrucción de la desesperación, y la personalidad posterior al mismo evento.
El ser humano, puede mejorarse a si mismo, y de mil maneras diferentes, con mil herramientas arquetípicas distintas, y llegar al Gran Logro, a obtener la Opus Magnum, de que su personalidad brille cada vez mas. Y aquellos cambios aparentes, en ciertos aspectos de dicha personalidad, solo se deben a respuestas instintivas como reacciones variadas ante un cierto contexto que acciona frente a él. Esto, es un trabajo, casi que de todos los días (y de toda la vida), para el que ha aprendido a valerse de aquellas herramientas arquetípicas.
Pese a lo anterior, lo expresado no se condice con un cambio verdadero en la forma de ser, o personalidad, de un ser humano, sino que, mas bien, en un mejoramiento de su psique profunda, en detrimento de los egos y al mismo tiempo, como Proceso Magno de exaltación de sus virtudes. Esto es mejoramiento, mas no así representa en lo absoluto, un real cambio, uno de verdad, porque el cambio verdadero, jamás se logra por uno mismo, y siempre deben haber terceros que posean la capacidad psíquica (negativa o positiva) de causar el verdadero cambio en el individuo objetivo.
Pues quienes aplastan la desesperación de una tercera persona, lo único que han logrado conseguir con lo anterior, es cambiarla definitivamente y para siempre, de manera negativa, al principio, por mas que, esa persona a la cual se le ha aplastado su sufrimiento, luego de salir a flote y nadar hasta la orilla, logre salir ileso, fortalecido y con mas positivismo que nunca. Pero, eso si, no olviden nunca, que esta persona a la que le doblegaron su calvario, ya no será la de antes... jamás... nunca mas..., no porque no se desee cambiar (que es lo primero que replican los terceros), sino que, ¡porque ya se ha generado el gran cambio, por las manos de aquellos terceros!, y por mas que el ADN, una a todos los actores de los aquí detallados... esa será la única unión que quedará existente... por siempre.
Ahora bien; existe un único evento, de entre muy pocos similares (algunos iniciáticos con fines de autoconocimiento), en el que el ser humano, realmente... cambia su estructura psicológica interna, como si ocurriera, de repente y sin aviso de ninguna índole, una abrupta y muy dañina tormenta; la que a todo saca de su contexto original; la que a todo reescribe en un instante; la que a todo le quita sus colores originales, y como consecuencia, solo los tonos grises toman el lugar en donde antes existía preeminencia de un imponente cromatismo; la que logra, con su fuerza desgarradora, desconectar lazos, que antes parecían inalterables. Es esa tormenta; es ese evento; el cual logra, por medio de una destructora y totalitaria efectividad, de que el ser humano, cambie de verdad y para siempre, sin posibilidad alguna de volver hacia atrás, tal como a si de intercambios de máscaras psicológicas quisiera referirme nuevamente. Esa tormenta a la que hago referencia, y de manera metafórica, es la causante del verdadero y único cambio de un ser humano, es una tormenta creada y dirigida por terceros, para el momento en el que estos, aplasten vilmente... la desesperación de un determinado ser humano.
La desesperación, se relaciona con la acumulación de opciones agotadas como para sobrellevar una vida normal; se relaciona con el último intento, de quien se está ahogando, por encontrar una rama, aunque sea débil y pequeña, como para asirse de ella, y ayudarse a si mismo para salir flote, o al menos, poder mantenerse en la superficie; se relaciona con encontrarnos, de un momento al otro, parados en el borde de un gran abismo de incertidumbres; se relaciona con caer en una aparente eternidad, en dirección hacia aquel abismo, sin que jamás podamos divisar el fondo, y al mismo tiempo, sin que nos percatemos, sin llegar a darnos cuenta nunca, de que también ha desaparecido la superficie, ya que no se halla más al alcance de nuestra visión; la desesperación se relaciona con el último y humilde grito de ayuda que un ser humano pueda esgrimir, valido por las pocas fuerzas que en ese momento puedan subsistir dentro de él. Teniendo en cuenta lo que significa la desesperación, y basado en lo inmediato anterior a este párrafo, nos podremos hacer una idea de lo crítico que es, el que éste estado del ser humano, sea aplastado, sin aplicar siquiera, un mínimo de empatía previa, porque, al hacerlo, al aplastar la desesperación de una persona, sin mediar sentimientos constructivos de ningún tipo, tal como lo expresé al comienzo, logran, y con gran efectividad, que esa persona, se convierta en otra, y muy diferente, a su estado de ser anterior; es el único y verdadero cambio, el de que, la personalidad logre ser mutada por otra, o bien, se consiga generar una mezcla de ambas personalidades, es decir, la personalidad previa a la destrucción de la desesperación, y la personalidad posterior al mismo evento.
El ser humano, puede mejorarse a si mismo, y de mil maneras diferentes, con mil herramientas arquetípicas distintas, y llegar al Gran Logro, a obtener la Opus Magnum, de que su personalidad brille cada vez mas. Y aquellos cambios aparentes, en ciertos aspectos de dicha personalidad, solo se deben a respuestas instintivas como reacciones variadas ante un cierto contexto que acciona frente a él. Esto, es un trabajo, casi que de todos los días (y de toda la vida), para el que ha aprendido a valerse de aquellas herramientas arquetípicas.
Pese a lo anterior, lo expresado no se condice con un cambio verdadero en la forma de ser, o personalidad, de un ser humano, sino que, mas bien, en un mejoramiento de su psique profunda, en detrimento de los egos y al mismo tiempo, como Proceso Magno de exaltación de sus virtudes. Esto es mejoramiento, mas no así representa en lo absoluto, un real cambio, uno de verdad, porque el cambio verdadero, jamás se logra por uno mismo, y siempre deben haber terceros que posean la capacidad psíquica (negativa o positiva) de causar el verdadero cambio en el individuo objetivo.
Pues quienes aplastan la desesperación de una tercera persona, lo único que han logrado conseguir con lo anterior, es cambiarla definitivamente y para siempre, de manera negativa, al principio, por mas que, esa persona a la cual se le ha aplastado su sufrimiento, luego de salir a flote y nadar hasta la orilla, logre salir ileso, fortalecido y con mas positivismo que nunca. Pero, eso si, no olviden nunca, que esta persona a la que le doblegaron su calvario, ya no será la de antes... jamás... nunca mas..., no porque no se desee cambiar (que es lo primero que replican los terceros), sino que, ¡porque ya se ha generado el gran cambio, por las manos de aquellos terceros!, y por mas que el ADN, una a todos los actores de los aquí detallados... esa será la única unión que quedará existente... por siempre.
Me ha llegado mucho este artículo, recientemente tuve una vivencia (mil veces repetida desde que tengo recuerdos) de sentirme rodeada por gente más o menos buena pero que en realidad no existe vínculo (como si todos estuvieran metidos en una dinámica narcisista que no les dejara amar)... y que fue como una especie de "despertar"... como si el golpe fuera decisivo. Al mismo tiempo me han diagnosticado una enfermedad en la que de pronto me he dado cuenta que yo tampoco estaba siendo empática con mi cuerpo y sólo hacía que servirme de él... lo que quiero decir es que todo eso es negativo pero ha creado en mí como un nuevo camino positivo, en el que creo que hay un cambio real... pero por ahora, sólo intento llegar a la orilla ;) Gracias!!!
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