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30/11/2018


Por más monstruosos que parezcamos a primera vista debemos recordar que solo debemos poner en nuestra consideración lo que miramos en el interior de una persona, por más que el interior no se pueda ver. En el exterior podremos parecer monstruos aterradores, o por el contrario, poseedores de la mayor belleza jamás vista sumado a eternas sonrisas de plástico; pero, nada de eso nos indica la forma de ser de una persona, y que es determinado al momento en el que podemos mirar en su interior, además de mirarnos a nosotros mismos, a nuestro propio interior, al mismo tiempo que miramos a los demás. No solo es el ver, porque el ver es solo la apreciación de una simple fachada, una cáscara sin contenido.

Ese es el verdadero significado que le doy a mi nueva imagen de perfil. A veces, incluso, vemos personas con sonrisas a flor de piel, y parecieran que son personas alegres, que no sufren, que no odian, que no poseen culpas, ni arrepentimientos inconscientes, y esa sonrisa, representa a la sonrisa del monstruo exterior, es decir, una mera máscara, ya que, si vemos a la sonrisa en si misma, veremos a un ser humano riendo, pero, si vemos a la sonrisa, y al mismo momento, miramos en su interior, en ciertas personas, -personas con las que quizás, se solía contar con ellas y viceversa-, descubrimos que son verdaderos monstruos, esperando, al acecho, el momento justo de que esas sonrisas se transformen en lo que, en verdad son, por dentro, aterradores monstruos, es decir, en otras palabras, ignorantes, desprovistos de empatía, y con la constante intensión de generar daño. Pero, ellos no saben una cosa, que el daño se lo están haciendo a ellos mismos, porque su odio contenido, no vuela hacia nosotros, hacia los supuestos destinatarios, hacia sus necesitados receptores, sino que, por el contrario, queda en ellos, y esos dientes externos, los van comiendo, desde afuera, hacia adentro, hasta llegado el punto de que, "el adentro" no exista más, y sean al fin, "todo afuera", y por lo tanto, ahora sí, verdaderos monstruos, por lo que, el desastre estará servido a la mesa.

Por ello, en mi caso, en la composición gráfica de perfil de este post, se puede apreciar en mi parte humana, estar poseyendo una cara tranquila sin daño alguno y segura de si misma, porque es una señal de que intento dominar "por completo" a mi monstruo interior, y no así, al contrario. El monstruo exterior, "no me domina a mi, no es mi dueño", porque he sabido equilibrar, de manera imperfecta pero perfectible, el uso de la razón junto con la espiritualidad conmigo mismo, y por ello, en absoluto los monstruos de fuera, -aquella especie de zombies, ya que han dejado que prevalezca lo exterior, en detrimento de lo interior-, podrán hacer daño alguno, debido a que, sus monstruos están ocupados en comerse a sus propios huéspedes, en lugar de que el trabajo sea a la inversa.

Este es el significado de mi imagen. La dualidad inherente a cada ser humano, y nuestro trabajo de hacer consciente lo inconsciente.



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