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02/01/2018

La religión te ama. La religión te mima. La religión te abraza. La religión toma tu mente. La religión toma tu bolsillo. La religión toma tu vida. La religión te construye a su imagen y semejanza.


Estamos en un mundo en el que, quien apoya a las religiones, es un cuerdo por defecto; mientras que el que no las apoya, es un loco.

Es tan evidente la ignorancia que se desprende desde cualquier religión, que no se necesita demasiado análisis, desde el punto de vista del que está "loco" por supuesto. Entonces, aquellos cuerdos, que apoyan a las religiones, pasan a ser seres totalmente "creíbles" debido a que su creencia, junto con las de los demás, conforman un entramado hipócrita e ignorante de proporciones colosales que da la vuelta al mundo, y recordemos que, una mentira colosal, aunque sea relativa en si misma, se transforma en una verdad absoluta, aunque, aquellos millones de cuerdos, no sean capaces de demostrar la falsedad de dicha verdad, ninguno de esos "cuerdos" que apoyan a las religiones lo puede hacer, debido a que, fundamentalmente, no logran demostrar el suficiente intelecto, y la suficiente libertad de las cadenas psicológicas provenientes del dogma, como para romper aquel vendaval colosal repleto de argumentos falaces, emanados desde el seno de las religiones. Quien fundamente y apoye sus teorías y pensamientos, en los argumentos falaces de las religiones, para luego, esgrimir un determinado análisis o punto de vista sobre algún aspecto del mundo real y tangible, aquellas teorías y pensamientos volcados en opiniones, afirmaciones, resoluciones, normas, decretos, leyes, etc., es decir, los mismísimos "argumentos" que conformarán lo anterior, estarán totalmente sesgados, y muy lejos de ser partes lógicamente constitutivas de un centro argumental exacto, es decir, estarán muy lejos de la tan necesaria "objetividad", de manera tal de que, aquellos objetos de decisión creados bajo el sesgo religioso, no tendrán ninguna concordancia con lo que la Naturaleza intrínseca, y temporalmente invisible, de las cosas, así lo requieran.

Entonces, aquellos "cuerdos", no solo apoyan la mentira, sino que también son cómplices directos de ella, son cómplices de los efectos emanados de la artificialidad argumental de dicha mentira, quienes, frente a una simple comprobación argumental objetiva, de forma automática, momentáneamente por desgracias, perderán sus máscaras de hipocresía e ignorancia, máscaras que volverán a colocarse nuevamente, justo al mismísimo instante en el que aquellos cuerdos les toque volver hacia el cúmulo hipócrita e ignorante, respecto del cual, las religiones se aprovechan y se alimentan.

Por desgracias, existen millones de cuerdos, y unos pocos locos en este planeta, debido a que, las religiones y sus fervientes seguidores, han sabido enviar a la hoguera (en realidades pasadas, o bien, mediante la realidad conductual sesgada de cada uno de aquellos "cuerdos"), a la menor percepción de algún síntoma de "locura".

Aunque estoy seguro de que la relación "cuerdos versus locos", algún día cambiará.

Pero, ¿como se logra lo anteriormente expresado? Pues, es fácil; haciendo desaparecer a los organismos que generan la mentira religiosa, la cual, es trasladada hacia los demás, oscureciéndolos absolutamente, como si fueran fichas de dominó, "tumbándose" sobre cada uno de los seres que tienen a su lado. El poder del dogma religioso, actuando sobre una única mente, es poderoso; mientras que el poder de dicho dogma, haciendo lo suyo sobre muchas mentes que trabajan en conjunto, se convierte en algo absolutamente destructivo, aunque no para ellos, sino que, para los "locos", únicamente. De todas maneras, la conciencia, aunque funcione dentro de una persona que no la utilice, de una forma u otra, hará lo suyo, y que es, mostrando pequeñas verdades objetivas a la vez que destruye de a poco a quienes, basados en la mentira, han intentado destruir a quienes se fundamentan en la verdad. La conciencia no perdona.


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