A veces pienso que, de manera inconsciente, he aceptado al sufrimiento en todas sus manifestaciones, de manera constante, interminable y avasallador, como mi mejor modo de vivir la vida. Es como, mi propia manera consciente de estar al borde de la muerte, cada día de mi vida, sin morirme nunca. La vida, si bien no existe como una entidad tal, ya que somos nosotros la que la construimos, se conforma como la suma de los resultados de nuestras acciones en directa relación con las reacciones que los demás tienen hacia aquellas acciones. Cuantas mas acciones elevadas aportemos al mundo, mas reacciones rastreras destructivas cosecharemos, sabiendo que los que se arrastran, son muchos, en comparación con los que vuelan. Ellos, los que se arrastran, son partes causales indirectos de mi sufrimiento avasallador y aparentemente interminable, pero por culpa, pura y exclusivamente de mi innato fervor por aportar ciertas acciones de diversa índole y de características elevadas hacia los demás. La vida en este planeta, se caracteriza como un compuesto mayoritario de entes rastreros, dedicados a aplastar a los que intentan destinar su vida a volar.
Es por ello que, desde lo mas profundo de mi corazón, ofrezco mis humildes agradecimientos, a aquellos que hacen posible, que cada día de mi vida, desde el Cadalso, se constituya como una tortura medieval interminable, mirando a la muerte, directamente hacia sus vidriosos y oscuros ojos, cada día, cada minuto... cada segundo, porque son aquellos rastreros, los que al mismo tiempo de emitir sus acciones hacia mi... me fortalecen. Veo a la muerte, cara a cara, a través de mis sufrimientos, mientras que aquellos rastreros escapan despavoridos con solo sentir su silenciosa e insipiente presencia, y se marchan, meneando sus colas, de lado a lado, recubiertas de lodo pantanoso, en dirección hacia sus confortables guaridas.
No estoy muerto. Solo soy el artífice de la manera en la que yo determino construir mi vida.
No estoy vivo. Solo soy el receptor de la manera en la que yo entienda y acepte mi lugar en el Cadalso.
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