En función de las preguntas detalladas en el título, es menester, -como a todos los temas-, que debamos abordarlos desde una perspectiva antropológica, al menos, en este caso, desde la perspectiva que a mi juicio le atañe. Primero que nada, un matrimonio (o pareja) que sabe mantenerse cohesionado, mientras crían a sus hijos, es fundamental, porque el varón debe cumplir el rol del macho y la mujer el de la hembra, hablando en términos evolutivos, tal como lo expresé al principio. El hombre debería seguir siendo hombre, con sus genes del macho homínido intactos, mientras que la mujer debería seguir siendo mujer, con sus genes de hembra homínido. Tanto el hombre como la mujer, no deben transgredir el límite evolutivo de su contraparte. Esto es necesario que suceda, para una pareja con niños, porque la madre transfiere el sello evolutivo de su inconsciente colectivo denominado Ánima, sobre el inconsciente de su hijo varón, si lo tuviera; y el hombre transfiere el sello evolutivo de su inconsciente colectivo masculino (el macho ancestral homínido) denominado Ánimus, y que se lo imprimirá en el inconsciente de su hija mujer, si la tuviera; ambos conceptos, Ánima y Ánimus, aceptados por Jung y Freud, pero más por Carl Jung, son ambos, conceptos esenciales para lograr transformar a nuestros hijos en individuos hechos y derechos, y tal proceso se denomina Individuación, lo cual, como sabemos, se constituye como una separación psíquica (que en algún momento de la vida, dicha separación, se debe convertir en física) separaciones estas, que logran sus hijos, con respecto a sus padres. De allí que, el hijo que nunca pudo individuar, ya sea un varón o una mujer, nunca logrará la separación psicológica, y por ende, la tan necesaria separación o alejamiento físico, como por ejemplo, mediante el casamiento y posterior alejamiento normal de sus respectivos padres, por parte de aquellos niños que han llegado a la edad adulta. Todos conocemos ejemplos de este tipo, ya que muchos adultos actuales siguen siendo “nenes o nenas de mamá o papá”, y por ende, los conflictos en sus vidas personales que esto acarrea, son muy bien conocidos, por el hecho de no llegar a individuar.
Pero los hijos que logran llegar a individuar, quiere decir que el padre cumplió con su rol de hombre/macho/homínido, mientras que la madre cumplió con el mismo rol evolutivo para la hembra/homínido. Los problemas, como decía antes, comienzan cuando los roles de los padres se tienden a entrecruzar, es decir, a que, por algún motivo “x” de la vida moderna, el padre se vuelva más pasivo, mientras que la madre, por el mismo motivo “x” que atañe a ambos padres, se vuelva más activa, y los roles cambien. O bien, puede que no hubiera diferencia en los roles, o que el rol del padre se vuelva al extremo máximo de su esencia, mientras que el rol de la madre se torne al extremo mínimo de su esencia, y con esto vienen la dominación y la violencia familiar del padre a la madre y a sus propios hijos, o bien, lo mismo que lo inmediato anterior, pero al revés, la madre se convierta en la extrema poderosa y "maltratadora" de los demás integrantes familiares. Esta variedad de comportamientos humanos, las más comunes son las primeras y no las últimas, quiero creerlo, es decir, cuando el hombre cumple su propia parte con respecto al Ánimus, y la mujer la suya con respecto al Ánima, es decir que, ninguno de los dos transgreda los límites evolutivos del otro.
Pero, llegamos a la modernidad, al “progreso”, que ha determinado un atraso en cuanto a todo lo anterior, y el ser humano está modificando sus mismas bases evolutivas y de Selección Natural. Los adultos actuales están surcando un período de infantilización, mientras los hijos de esos padres (o los alumnos de esos profesores) sufren el deterioro psicológico y cognitivo fenomenal, ocasionando lo que yo denomino hace tiempo como, Regresión Evolutiva, en varios de mis artículos en mi web www.erminauta.com. Los niños actuales, con Ánimas y Ánimus, que son muy débiles, porque también se encuentran en etapas infantiles, ocasionarán, creo yo, que ningún niño, hijo de adultos infantilizados, logren la individuación, y por ende, al momento de que los hijos de estos, formen una familia nueva, la ruptura matrimonial, estará servida a la mesa, y por ende, los nuevos niños, la tercera generación, carecerán totalmente de Ánima y Ánimus, y se acentuará más la regresión evolutiva. Ahora bien, ¿qué provoca que esto suceda? Y desde mi punto de vista, la culpa directa de todo esto, es lo que yo llamo, la máquina exaltadora de egos, y que es la Mercadotecnia, o el Marketing actual, el cual está destinado, en pocas y simples palabras, a exaltar, a los homínidos o primates, y a minimizar al Homo Sapiens Sapiens (Egos y Ser humano respectivamente), por lo tanto, el actual bombardeo mediático producto del marketing, está convirtiendo al ser humano, en un Simio, por la evidente Regresión Evolutiva que están causando, en nombre de vender mas y mas productos, con atractivos colores, olores, formas, etc., todo ello que exalta a los egos y reprime al Sapiens.
Entonces, la Institución Familiar que debería estar en una espiral ascendente, es una familia en donde los padres tengan el control, y que además, ninguno de los padres sobrepase el límite de cada cual, y que por su parte, el padre se dedique a fortalecer el Ánimus de la hija, si la tuviera, y la madre, a fortalecer el Ánima de su hijo varón, si lo tuviera, para que el ser humano, siga evolucionando, siga en una curva ascendente, en una constante retroalimentación de Anima hacia un nuevo y futuro Ánimus individuado y luego el Ánimus hacia una nueva y futura Ánima Individuada, y estos nuevos individuos, comenzarán de nuevo el ciclo, y la humanidad por completo, regresará a la senda evolutiva. Pero mientras el marketing deshumanizado que actualmente rige nuestra economía global siga de esta manera, continuaremos en una espiral descendente, y una nueva especie tomará el control algún día, quién sabe, quizás, ¿los Bonobos?
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