¿Qué magnánimo despliegue de ignorancia veríamos pasar ante nuestros perplejos ojos?... aunque, poca de esa ignorancia podríamos ser capaces de mirar... con tanta oscuridad vertida desde el raciocinio colectivo.
Pero... allí están... los Maestros... brindando su inagotable Luz proveniente desde el propio ejemplo que emana de la conducta... si, los Maestros... que día tras día irradian su sabiduría y su entrega, en cuerpo, en Espíritu y en Alma, en favor de una sociedad menos cruel consigo misma, menos desorganizada con sus obligaciones, menos oscurantista con la razón, menos idólatra con los seres de barro, menos hipócrita, menos servil, menos egoísta, menos reaccionaria... si, todo ello y mucho mas, solo con el ejemplo que parte desde su accionar diario por sobre todas las cosas... pero luego, como segunda virtud, los Maestros ponen en acción su sabiduría para encender las Luces internas de cada uno de sus alumbrados... ¡de sus alumnos!... acto que llevan a cabo de una manera Magistral, haciendo que esos alumnos se hagan íntimos Conscientes de la poderosa Llama del conocimiento del bien y del mal que portan ellos mismos, muchas veces sin percatarse de tal Luminaria oculta, y que también sean ellos mismos... ¡los alumbrados!...¡los propios alumnos!... los que comprendan como y cuando encenderlas, y no porque el Maestro les indique ese como y ese cuando hacerlo; no, ¡así no funciona la docencia!, sino que, todo lo contrario, por lo que los propios alumnos puedan percibir de parte de sus Luminosos Maestros, es decir, desde sus propios ejemplos conductuales, y desde una retórica "Eosfórica" y empática, actuando, como humildes Fósforos, que encienden las arquetípicas mechas de esos alumnos... de esas pequeñas grandes velas que todavía se encuentran en la oscuridad.
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