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08/03/2014


Es posible que algunos que lean el título de esta publicación se preguntarán o afirmarán, de que dicho título es un error de mi parte, ya que el construir algo tan magnánimo como las pirámides de Egipto, comenzando desde arriba y finalizando abajo, simplemente, no tiene sentido; bueno, es decir, sí tiene sentido, y es justamente desde arriba hacia abajo, y hasta podrán llegar a pensar, con cierta razón, que mi supuesto error está basado en un sinsentido semántico, en lugar de geográfico. Pues mi respuesta a ello es que, aunque no tenga sentido semántico, si tiene sentido místico, pero aplicado a la propia realidad, y voy a explicar lo que yo entiendo, en relación a que, las pirámides fueron construidas desde arriba hacia abajo guiados por las enseñanzas ancestrales provenientes desde el mismísimo núcleo de la civilización egipcia. Incluso, cuando comience yo a explicarles esta idea, que a primera mano, aparenta ser totalmente absurda, tiene una gran base lógica, en cuanto al proceso de construcción de dichas proezas arquitectónicas.

Pero antes de pasar a explicar el método, respecto de cual, pienso yo que utilizaron para "elevar" esas tres luces, apuntando cada una de ellas, en dirección al cielo, hacia cada una de las tres estrellas del Cinturón de Orión, primero debo hacer alusión a un concepto ancestral emanado desde lo profundo de la filosofía egipcia, y que es el del Caduceo.

El Caduceo es un símbolo, que si bien algunos le atribuyen su origen a la antigua Grecia, el verdadero nacimiento de aquella representación arquetípica de una muy compleja realidad ancestral, se remonta al antiguo Egipto, de la mano del denominado como "El tres veces grande entre los grandes", Hermes Trismegisto, nombre, que al igual que el primero, es aparentemente representativo de una sola persona real, y que posiblemente haya sido un sacerdote egipcio llamado Imhotep, pero que también se encuentra relacionado mitológicamente con el dios egipcio Tot (o Thoth) y con el dios heleno Hermes, o como también, en latín se lo ha denominado como Mercurius Ter Maximus, el dios griego Mercurio. El que lo llamaran "El tres veces grande entre los grandes", mas allá de sus numerosos nombres, su humanidad se fundamentaba en una gran y esclarecida naturaleza humana, el de poder ver ciertas realidades universales que la mayoría de los mortales de ese tiempo no podían ver, el de poder entender al mundo y al universo de una manera que, si lo comparáramos con ciertos conocimientos de hoy en día, parte de su legado, tendría una gran similitud con la Física de partículas o cuántica, con lo más pequeño y esencial y que impregna toda la materia visible e invisible, es decir, con el mismísimo átomo, y por otro lado, con la Física Clásica, la que explica el funcionamiento del mundo y del universo, y cuyas leyes percibimos con nuestros sentidos físicos. Pero, su mente no solo se impregnó de las vibraciones del mundo microscópico, sino que también lo hizo con las del mismísimo macrocosmos, analizando todo lo que se encuentra entre medio de estos dos infinitesimales extremos. El Tres veces grande entre los grandes, Hermes Trismegisto, Imothep, Tot o Thoth y Mercurius o Mercurio, fue el real y a la vez místico y mítico personaje egipcio, creador de la Filosofía Hermética y de la Alquimia, magníficos legados éstos, filosóficos por cierto, y que abordaré en alguna otra publicación, ya que no es el tema central de ésta.

Pero, retornemos al método, respecto del que me imagino, se utilizó para construir las pirámides de Egipto, desde arriba hacia abajo, y no como clásica y conservadoramente se piensa que fueron construidas, y que es desde abajo hacia arriba.

Pensemos. Respecto del método, mínimamente explicado por mí hasta ahora, -solo nombrado-, le asigno una importante relación con el símbolo del Caduceo, es decir que, lo que quiero hacer ver aquí, es que toda la civilización egipcia; toda su mitología, sus creencias, sus tumultuosas religiones politeístas y monoteístas, todo ello y mucho más; se fundamenta en el simbolismo del Caduceo de Hermes Trismegisto. Es decir, que en el momento en el que los arquitectos egipcios se dispusieron a diseñar el proceso de construcción de las pirámides, -y a las pirámides en sí mismas-, me es lógico y hasta con mucho sentido común, el pensar que han utilizado una manera que sea lo mas eficiente, -metodológicamente hablando-, y representativa del macrocosmos, como también del microcosmos-, simbólicamente hablando (universo y ser humano).

Y aquí es donde puedo conjugar los arquetipos junto con la realidad, es decir, relacionar el símbolo que sostiene a la psique y a lo físico, con lo que sostiene a una construcción, -tan colosal como la del cuerpo humano-, y que son las pirámides de Egipto. Es así estimados lectores, el cuerpo humano fue tan o más complejo construir que una pirámide de piedra, y ni que hablar de construir el Alma. Pero la respuesta a la construcción de las pirámides, desde arriba hacia abajo, se encuentra, desde mi humilde opinión, en el mismísimo simbolismo del Caduceo (o Vara de Hermes), palabra que proviene del griego que significa "Vara de olivo adornada con guirnaldas". Y como dato adjunto, se desprende de la mitología griega la afirmación de que el mismísimo dios Apolo fue el que le regaló el Caduceo a Hermes Trismegisto.

Entonces, ¿de que manera se basaron los constructores de tales obras de ingeniería, -como lo son las pirámides de Egipto-, utilizando el Caduceo o Vara de Hermes, para construir dichos monumentos a los dioses, desde arriba hacia abajo? Bueno, he aquí mi idea.

El Caduceo, o Vara de Hermes, se compone de una vara central, junto con dos serpientes enroscadas por sobre aquella, coronado todo lo anterior con dos alas extendidas de cisne blanco en la parte superior, y entre éstas, una representación de lo que sería la glándula pineal de nuestro cerebro, la que debemos ejercitar con ciertos pasos habituales de modo de alcanzar la conciencia del si, y despertar del sueño -en plena vigilia- en el que nos encontramos como seres humanos bombardeados por la acción de la superficialidad, emanada ésta desde el insensible mundo light. Dicha vara central se la entiende como la columna vertebral -o soporte estructural- de todos los otros arquetipos que se desprenden de éste símbolo del Caduceo, es la que sostiene todo lo demás. Por otro lado, las serpientes entrelazadas representan; además de la energía vital que fluye desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo; un gran número 8 simbolizando un claro equilibrio entre dos fuerzas antagónicas, es decir, entre el bien y el mal, entre lo masculino y lo femenino, entre lo positivo y lo negativo, entre la Luz y la oscuridad, entre el saber y la ignorancia, entre el sol y la luna, entre el cielo y la tierra, entre la mente y el corazón. Mientras que las alas de cisne, desplegadas ambas a cada lado de la parte superior de la vara, simboliza al mensajero de los dioses, quien tiene la facultad de moverse de un lugar a otro, con inigualable premura, éstas también representan a los hemisferios izquierdo y derecho de nuestro cerebro, en un balance perfecto entre ellas, y alrededor del último símbolo, el cual es el que representa a nuestra glándula pineal, la cual, y como detallé mas arriba, debe activarse por medio del ejercicio habitual del conocerse a uno mismo. Este símbolo, es una completa manera de representar la evolución de nuestra conciencia. Y cuando despertamos a la verdadera conciencia, despertamos a la vida.

Ahora, teniendo en cuenta cuan importante fue -y es- el símbolo del Caduceo en la civilización egipcia, podemos ir haciéndonos a la idea de que, si el mencionado concepto arquetípico fue tan importante en las vidas de los egipcios, puedo llegar a imaginarme que, así como dicho símbolo es un diseño que soporta la ascensión del ser humano hacia la apoteosis, es decir, hacia ser dioses, hacia la iluminación, hacia la conciencia del si, también puedo imaginarme lo contrario, o sea que, como las pirámides debían ser monumentos dedicados a los dioses, éstas deberían haber sido construidas desde la morada de los propios dioses -cielo- hacia la morada de los hombres -tierra-, es decir, desde arriba hacia abajo.

Y en este punto me voy enfocando, respecto de lo que me he imaginado yo que aplicaron los egipcios para construir eficientemente sus pirámides, y siempre en relación al Caduceo.

Como expliqué mas arriba, este símbolo se sustenta por una vara central (o columna), que la energía representada por las serpientes (o fuerza) fluye desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo, y que la conciencia (o inteligencia) es la que se encuentra en la cima rigiendo todo lo que se halla debajo. Con esta base, se me ha pasado por la mente, la idea de que los arquitectos egipcios no construyeron las pirámides colocando piedra por piedra, accediendo difícilmente desde los costados, por medio de rampas inestables y kilométricas, sino que lo hicieron desde el centro y desde arriba, desde la cima de una gran y única columna, imitando a la vara central del Caduceo de Hermes. ¿Y que elemento del mundo real pudo haber sido dicha columna? Simple respuesta, un obelisco de piedra caliza, que, si bien los mayores obeliscos egipcios conocidos no superan los 40 metros de altura, éste obelisco, ésta piedra inicial y fundamental para iniciar la construcción de las pirámides, pudo haberse construido en tres secciones de no mas de 40 metros de altura cada una, partiendo desde el centro geográfico desde donde se comenzarían a construir cada una de las tres pirámides que hoy todos conocemos. Y teniendo en cuenta que la Gran Pirámide de Guiza ostenta unos 139 metros de altura, tres secciones de aquellos obeliscos, uno encima del otro, -dependiendo del avance en la construcción-, es una muy posible proeza para los egipcios ya que con solo observar todo lo demás que han construido durante su "estadía" en este mundo, muy productiva para la humanidad, lo anterior no les significaría reto alguno.

Ahora, mi propuesta desprendida del potente simbolismo del Caduceo, para la construcción de cada pirámide, se fundamenta en ir colocando, a partir del centro de cada futura pirámide; y en tres etapas, dependientes cada una del avance de la construcción; cada obelisco enterrado el primero de ellos, en un centro, horadado en el propio suelo del lugar. Con esto, en principio, quedaría a la vista, el suelo donde se asentará la futura pirámide, sin nada más que con un obelisco de 40 metros sobresaliendo de aquel y perfectamente alineado con la tierra y con el cielo (con una de las estrellas del cinturón de Orión). A medida que se construye desde arriba hacia abajo, -idea que explicaré mas adelante-, al llegar con los bloques muy cerca de la cima del primer obelisco, otro obelisco es insertado sobre el primero, calzando uno dentro del otro, o bien, desbastando la punta del primero hasta que se forme un nuevo agujero entre los bloques recién colocados, es decir que, entiendo que se tuvo que hacer un trabajo de recorte de la punta del primer obelisco con el objetivo de dejar lugar, hacia abajo, para que pueda calzar el nuevo obelisco (es decir, el segundo de los tres), -basada dicho calce, en un método de encastre similar a los ladrillos de juguete-. De esta manera se repite el mismo método hasta colocar el tercer y último obelisco (dependiendo del avance de la colocación de los bloques, por supuesto). Pero aun resta explicar lo mejor, la gran pregunta, y es ¿de que manera utilizaron, -para mi ver-, los tres obeliscos centrales como grandes columnas, para subir cada bloque de piedra alrededor de estos, y colocarlos en su lugar? Pues a ello me dirijo ahora.

Veamos. Ya tenemos la idea de que los tres obeliscos, uno encima del otro, conforman lo mismo que está simbolizando la vara central del Caduceo, y que es la de ser la columna vertebral de todo lo demás, de soportar las fuerzas que provienen desde la base y desde el pináculo (serpientes), para luego guiarlas, por medio de las alas de cisne (cerebro) y la conciencia que representa el símbolo de la glándula pineal, hacia lo alto, hacia los dioses, y hacia abajo, hacia los hombres. Es decir que, dicha magnánima columna de piedra, constituida por los tres obeliscos, es la que conformará la gran columna vertebral que soportará a cada uno de los bloques que se usarán para construir la pirámide. Sin columnas, ninguna piedra podrá colocarse en su lugar. Sin la columna vertebral, las fuerzas duales que provienen desde abajo (desde la fuerza sexual), no se transmitirán hacia arriba -y viceversa-, y por ende, el cerebro y la glándula pineal dejarán de tener sentido. Ésta es la relación y la clave para entender la construcción de las pirámides de Egipto: la Vara, la Columna... el obelisco. Sin el obelisco, no se podrá alcanzar la morada de los dioses (el despertar de la conciencia).

Pero todavía les debo lo mas importante, ¿cómo se las construyeron desde arria hacia abajo? ¿Cómo es posible que algo se construya desde la cima, para terminar en su base? Bueno queridos lectores, este tema aunque muy simbólico, también se lo podrá interpretar de la manera en que les propongo: de arriba hacia abajo.

Comencemos. A estas alturas, -y mas allá de las anteriores especulaciones respecto de como irían encastrados los tres obeliscos, uno arriba del otro-, actualmente tenemos imaginado al primer obelisco enterrado y alineado, por lo que es menester el comenzar con el acarreo de los bloques hacia sus respectivos lugares.

Mas allá del acarreo desde el lugar de las canteras hacia el lugar en donde se construirán las pirámides, lo que nos tiene reunidos aquí es el de tratar de entender como se usaron cada uno de los obeliscos -o columnas rectoras- para acomodar cada piedra en su lugar basados estrictamente en el simbolismo del Caduceo, y desde "arriba hacia abajo".

Pues bien, mi idea al respecto, se basa en utilizar la cúspide de cada obelisco, ya ubicado en el centro de cada futura pirámide, como soporte superior, -o punta de grúa-, con dos guías en forma de túneles, los cuales traspasarán al obelisco de lado a lado, apuntando cada agujero horadado en lo mas alto de esta gran piedra fundamental, hacia los cuatro puntos cardinales. De esta manera, interiormente, en el vértice superior del obelisco, quedarán formados una especie de túneles horadados de lado a lado, uno encima del otro, de modo de que sendas y gruesas cuerdas puedan circular por entre ellos libremente, ayudadas por un lubricante que puede llegar a ser grasa animal, de manera tal de que las cuerdas no se desgasten y se corten con el uso.

Hasta aquí ya sabemos que mi idea se basa en utilizar cada obelisco como centro rector para la construcción de las pirámides, siguiendo el simbolismo del Caduceo, y que se utilizará cada extremo superior de ellos para que fuertes cuerdas circulen por los agujeros horadados en su parte superior. Y, ¿para que? Para que de un lado un grupo de cientos de personas puedan tirar de la cuerda, mientras que en el otro extremo de ésta, se encuentre un bloque, atado con la misma cuerda, listo para ser "levantado" hacia el centro, hacia a uno de los lados de la base del primero de los tres obeliscos. Desde el centro hacia los costados externos, y desde arriba hacia abajo, ese es el orden de construcción que propongo basándome en el Caduceo.

A estas alturas, el lector que ha llegado hasta aquí, ha sido acreedor de un conocimiento extra por sobre los que ya porta su sapiente humanidad, y ha sido el tenaz, el de mente abierta, el persistente, el curioso, el perseverante, el intrigado, el que desea explorar otras mentes, el amante de la diversidad de opiniones y pensamientos, el que también ha entendido las relaciones anteriormente puestas por mi para juicio de todos.

Por lo tanto, continuemos con la explicación del porqué afirmo yo, que las pirámides se han construido desde dentro hacia afuera y desde arriba hacia abajo.

De la construcción de las pirámides desde dentro hacia afuera.

En este paso, con el primer obelisco colocado firmemente en el centro de la futura pirámide, -ver gráfico de mas abajo-, y basándose en el sistema de agujeros y cuerdas engrasadas mencionado en párrafos anteriores, la construcción desde dentro hacia afuera, no es mas que el simple, pero a la vez, titánico trabajo de que cientos o miles de hombres y animales, tiren de una cuerda muy gruesa, para que la primer piedra rectangular (entre dos y veinte toneladas de peso), lista para colocar, se mueva hacia los pies del obelisco, específicamente hacia uno de sus cuatro lados. De esta misma manera lo hacen utilizando el otro agujero y con otra cuerda engrasada, de manera que se pueda colocar una segunda piedra sobre otro de los costados del pie del obelisco. Y lo mismo aplicado a los otros dos lados sobre el que restan colocar dos piedras mas.

Con esto tenemos cuatro primeras piedras colocadas en la base y alrededor del centro -conformado por la columna, por la vara del Caduceo, por el obelisco- de la que será una de las pirámides. Este proceso de cinchar, alzar y colocar, se deberá repetir hasta que toda la base cuadrangular previamente diseñada por los arquitectos egipcios, se encuentre completada con todos los bloques de piedra en su lugar. Visualmente al finalizar este paso, veremos la gran base de un piso de piedras y el obelisco sobresaliendo unos cuarenta metros desde el centro. Pero desde aquí la metodología de colocación de bloques debe cambiar, no así el método de cinchar y tirar por medio de cuerdas que pasan por los pequeños túneles agujereados en la cúspide del primer obelisco. A partir de aquí la construcción cambia al ir colocando los bloques desde el centro hacia afuera, como al principio, es decir que luego de comenzar a colocar el segundo piso de bloques de piedra, la mismísima forma de la pirámide irá naciendo desde el centro, es decir que toda colocación de nuevas piedras será para armar una nueva y pequeña pirámide sobre la anterior, hasta llegar al nivel de la cúspide del primer obelisco. Con esto se consigue que las piedras continúen siendo levantadas por un costado piramidal sin complicaciones extremas para su elevación. Y en cuanto a la elevación a nuevos pisos de las sucesivas pirámides interiores, para disminuir la fricción respecto del arrastre al momento de elevar las piedras por sobre la "ladera", es posible que se pudieran haber utilizado pequeñas piedras con forma de triángulo recto, de manera tal de colocarlas en cada escalón en "L" conformado por cada piso de cada nueva pirámide interior, a manera de rieles en subida, con el objeto de deslizar los bloques hacia arriba, sin mayores inconvenientes, incluso facilitando dicho trabajo por medio de la utilización de grasa animal para disminuir la fricción.

El repetir lo anterior innumerables veces, la pirámide se va construyendo desde su centro hacia su exterior, creciendo de a poco, pero siempre con forma de pirámide y guiada y erguida gracias a su "columna vertebral", gracias al primer obelisco, el cual, al quedar finalizada la primera etapa -de tres- podremos visualizar la gran base ya construida en la etapa de comienzo y colocación del obelisco, con su tamaño real, en base al diseño previo de la pirámide, y veremos una "pequeña" pirámide en su centro y una pequeña porción del primer obelisco sobresaliendo por su pináculo. Gran base, primera pirámide interior y cúspide del obelisco es lo que tenemos hasta ahora.

En cuanto a los demás pasos que restan; para que la pequeña pirámide central se duplique y luego se triplique, o sea dos pasos mas; dichos pasos se basan en colocar un nuevo obelisco por sobre el primero, horadando primeramente la punta de éste hasta una cierta profundidad, para que el segundo obelisco quede colocado y funcione de la misma manera que el primero, o sea, de columna rectora y de grúa tracción a sangre. Obviamente aquí la complejidad de levantar un obelisco de 40 metros hacia la sima de la primer pirámide tiene que haber sido colosal, y ni hablar del último obelisco.

También pensé en la posibilidad de que hayan utilizado un solo obelisco de 140 metros de largo, ya que, colocándolo en el centro de donde irá cada pirámide, todo lo demás se daría con el solo hecho de subir cada bloque de piedra para ir formando las pirámides interiores hasta que la exterior quede totalmente conformada alrededor de una sola columna rectora, de un solo obelisco. Esta es otra posibilidad que he barajado y que, aunque tallar y trasladar un solo obelisco de 140 metros hasta el lugar de cada pirámide, aunque no imposible, no me fue una opción tan práctica como la de los tres obeliscos, uno encima del otro. Y no nos olvidemos que los bloques interiores no tuvieron que ser necesariamente gigantescos, sino que pudieron haber utilizado bloques mas pequeños y manejables hasta el gran desafío final de los grandes bloques exteriores. Siendo mas pequeños los bloques interiores, habrá sido mas fácil el construir los pasadizos internos que todos conocemos, aunque sea en fotos o videos.

Con esto, mas o menos he explicado mi idea de que las pirámides fueron construidas desde dentro hacia afuera.

De la construcción de las pirámides desde arriba hacia abajo.

Esta metodología de construcción, desde arriba hacia abajo, -ver gráfico de mas abajo-, aparenta ser muy ilógica, sin sentido común, desprovista de toda norma de construcción que el ser humano haya inventado jamás; pero permítanme explicarles el porque pienso yo que que no es así, ya que, por lo que yo entiendo de mi propia idea, -y que puede llegar a ser descabellada para algunos y todo lo contrario para otros-, la construcción desde arriba hacia abajo ya, -y un poco queriéndolo así-, quedó explicada durante el transcurso de esta publicación, debido a la manera en la que se parte para colocar cada bloque de piedra (desde dentro hacia afuera) y que es desde arriba hacia abajo, es decir que para que todos los bloques que se puedan llegar a disponer debajo de cada obelisco, es condición necesaria que primero exista el obelisco, la vara, el Caduceo, de manera tal que todo lo demás tenga razón de ser, es decir que, si no existe una columna vertebral primero -un obelisco- nada de lo que se quiera intentar hacer debajo, tendrá sus frutos, ningún bloque de piedra podrá ser colocado en ningún lugar, debido a que, desde lo alto, no existe columna alguna que haga fluir las cuerdas engrasadas (alrededor del obelisco y desde cada punto cardinal) y desde arriba, desde el pináculo o cima de cada columna, con la fuerza de miles de hombres y animales tirando o cinchando de ellas, como si fueran la fuerza de las dos serpientes que rodean a la vara rectora del Caduceo, las cuales -dichas cuerdas- portan la energía que proviene desde las "profundidades de la tierra", es decir desde lo profundo y animal del hombre, desde la propia fuerza sexual humana, desde lo que en el Árbol de la Vida cabalístico (símbolo creado por el judaísmo y muy relacionado con el Caduceo o Vara de Hermes comparada aquí) árbol que se lo ha denominado "Sefirot", y cuya fuerza de la que hablo se le ha llamado "Yesod", que quiere decir justamente "el Fundamento, la Generación o piedra angular de la Estabilidad".

Por lo tanto, queda claro que la construcción, efectivamente es desde arriba hacia abajo, ya que la fuerza proviene desde arriba, la inteligencia y la conciencia simbolizada en el Caduceo, desde la cima de este, por algo que se asemeja a la glándula pineal, es la que pone en movimiento todas las demás partes que subyace a ésta.

En este punto del artículo, algún lector -con razón- se preguntará, "pero la fuerza proviene desde abajo, desde los hombres y animales que tiran de la cuerda y que están en la tierra y no en el cielo", a lo que yo propondría el siguiente punto de vista para entender que la fuerza se encuentra arriba y no abajo. Veamos. Es cierto que miles de hombres y animales habrán tenido que hacer mucha fuerza desde la base, desde la tierra, para que, por medio de una larga, muy larga cuerda, gruesa y engrasada en su mayor parte, y que surca de ida y de vuelta; con incuestionable firmeza ante tantas tensiones opuestas; por la cima del obelisco, se puedan mover las piedras en el lado opuesto a los que se encuentran tirando o cinchando; pero en este caso, y como en este mismo párrafo ya he demostrado que la fuerza se encuentra arriba y no abajo, por medio de ciertas palabras que han velado mínimamente dicha idea, podré decir explícitamente, que la fuerza se encuentra arriba, debido a que la mayor de todas las tensiones que debe soportar la cuerda, se encuentra localizada justo en la cima del obelisco, lugar desde donde la cuerda, no solamente nivela y retiene las fuerzas centrifugas de cada lado (hombres y bloque) sino que también sufre la torsión por el hecho de surcar el pequeño agujero en forma de túnel, dentro de la cima del obelisco. Es decir que, en la cima, o sea, desde arriba, se generan fuerzas centrifugas descomunales y fuerzas desiguales de torsión, en donde ciertos hilos deberán poder tener la capacidad de estirarse desigualmente, unos mas que los otros. Sin esas fuerzas que provienen desde lo alto, nada de lo que se encuentre debajo tendrá razón de ser.

Esbozo aproximado de mi idea detallada arriba.
Hacer clic sobre la imagen para ampliarla.


Esbozo aproximado de mi idea detallada arriba junto con los tres niveles de pirámides generadas con el proceso de construcción aquí planteado.
Hacer clic sobre la imagen para ampliarla.

Cada uno de los bloques de piedra; sin la fuerza rectora que surca la columna u obelisco, guiados por la inteligencia -es decir, la conciencia- proveniente desde su pináculo, desde su cima; no podrán ser colocados ni organizados en ningún lugar, ni conformar templo alguno. Queda demostrado aquí, que es imperiosamente necesario, que para todo templo; ya sea el dedicado a los dioses, como las pirámides, o el propio templo humano; haya una columna rectora que pueda transmitir las fuerzas y tensiones, desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo, como así también desde adentro hacia afuera, con el objetivo de que, al final de todo el esfuerzo de construcción (o de autoconstrucción, dependiendo del templo) todas y cada una de las piedras queden perfectamente ubicadas, unas junto a las otras, en una clara dirección hacia alcanzar la cima, el pináculo, el vértice principal, en donde el templo se conecta con el cielo, es decir, con la Luz de los dioses, gracias a las alas de cisne de aquellas dualidades nombradas mas arriba, pero con el control luminoso de lo que se debe encontrar en la mismísima cima del templo, del pináculo, en donde el símbolo de la conciencia se encuentra, en donde esa glándula pineal, es la que guía nuestra nuestros actos por medio de la conciencia plena lograda por el conocimiento de uno mismo.

Copyright by Nelson J. Ressio.

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