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20/02/2014

Bólidos disparados para matar desde el inmenso y pesado cañón de la ignorancia. De las bandas de motitos en nuestra ciudad, de su desprecio por el prójimo y de su incumplimiento de las normas de tránsito y de convivencia.


En poco tiempo, y no solamente aquí en nuestra ciudad, sino que también se ha hecho extensivo a muchas ciudades del país y de América, se han conformado grupos de personas de alrededor de 20 años de promedio, totalmente armadas con una (además de otra que luego nombraré) de las armas más peligrosas que existen, y que es el propio desinterés por el otro, por el prójimo y por si mismos.

Pero a esta poderosa arma que desprecia la vida humana y todo lo material, ya sea propio o de los demás, le sumamos una adicional, la cual en conjunto, merecen el calificativo de "Bólidos disparados por el inmenso y pesado cañón la ignorancia" accionado éste, por dos tipos de personas mayores: padres y vendedores de dichas "armas adicionales".

Estas segundas armas, son nada mas y nada menos que las motos de baja cilindrada que en conjunto y perfecto complemento con la primera, o sea, con el desinterés hacia el prójimo y hacia si mismos, por parte de la persona que las "maneja", conforman un "proyectil balístico" capaz de generar el peor de los accidentes: el que causa la muerte.

No solo no se respetan a si mismos, sino que también, no respetan a los demás en lo mas mínimo, ya que estos "proyectiles dirigidos a demanda" se agrupan en bandadas, como si fueran golondrinas migrando de un árbol a otro, o de una ciudad a otra, con la sola diferencia de que las golondrinas saben lo que hacen.

Al tomar carrera para trasladarse de un lugar a otro, estos proyectiles inhumanos, inconscientes, ignorantes y pro-asesinos, se juntan en una gran banda de bólidos a muy alta velocidad por cualquier calle que ellos designen utilizar para evadir los exhaustos controles policiales y de tránsito. Y digo exhaustos ya que estas fuerzas del orden, por ahora, no está pudiendo controlar -del todo- esta alocada carrera hacia el desastre, y peor aún, a que el tema se les escape de las manos, debido a la creciente adhesión de nuevos integrantes, y por ende, hacia un destino probabilísticamente fatal.

Y antes de proponer una solución a este tema, quiero agregar que todos y cada uno de ellos se encuentran fuera de la ley ya que está prohibido circular en motocicletas, a altas velocidades, con escape libre o roncadores, sin espejos retrovisores, sin casco, y un gran etcétera. Incluso algunos les colocan un sistema para que desde el caño de escape se expulse fuego junto con el alto ruido que provocan y el peligro que significan las llamas.

Pero, dirijámonos a la solución, clara y definitiva. Por lo menos, desde mi punto de vista.

Actualmente se están haciendo muchos esfuerzos en controlarlos, pero como estas "balas perdidas" usan guardias por diferentes puntos de la ciudad, entre ellos mismos se comunican por celular para enterarse por donde se encuentran patrullando las fuerzas del orden, o sea, la policía y los inspectores de tránsito. Al tener una certeza logística del lugar por donde andan dichos controles, lo que sucede luego, es que el descontrol motociclístico se dirige, con impecable licencia para matar, por sobre otras vías alternativas dentro del sector urbano. Por ende, la policía o los inspectores no los pueden detener. Y si por alguna razón del infortunado destino de estos irrespetuosos de la vida y adoradores del caos, son "acorralados" por aquellos trabajadores del orden, el acorralamiento se desbarata en un abrir y cerrar de ojos por el simple hecho de que son cientos de motitos a alta velocidad, todos muy juntos, haciendo mucho ruido, por lo que, si a algún oficial de policía o a algún inspector de tránsito se le ocurre tratar de detenerlos, el desastre en todo sentido, está cantado y servido sobre la mesa. Se torna un imposible el detenerlos por el hecho de cometer todas las infracciones habidas y por haber, como las nombradas mas arriba, además de otras.

Por tales imposibilidades de gestionar para que este problema crónico y ya casi con matices endémicas, pueda terminarse, propongo, desde mi humilde posición, las siguientes medidas:

En primer lugar, ¿como desarticular estas bandas o grupos de "motociclistas" y además, evitar que se agreguen nuevos miembros?

Por lo pronto, estoy casi seguro de que cada uno de ellos lleva un celular consigo. Los celulares emiten una señal en una cierta frecuencia propiedad de una compañía de telefonía. Dicha frecuencia es detectable, al estilo GPS, por medio de una triangulación entre las antenas de proveedores del servicio de telefonía celular, por lo que éstas empresas, tienen la capacidad de detectar sin ningún tipo de inconveniente técnico, acumulaciones de señales en desplazamiento. Si estimados lectores, el aglomeramiento de señales celulares con baja dispersión dentro de una agrupación en grandes cantidades en similar tipo de desplazamiento (representado éste por un vector de misma velocidad, dirección y sentido) entre ellas, se puede detectar por medio de la tecnología, y de algún mecanismo político precedente, respecto del cual no me corresponde opinar aquí, y que además debido a que no conozco respecto de estos temas.

En cierta medida, lo expresado anteriormente parece un tema de invasión de la privacidad, pero, creo yo que, lo crónico y lo endémico, es miles de veces mas invasivo que el simple hecho de seguir coordenadas dentro de un sistema de seguimiento. Incluso, este tipo de seguimiento ya está habilitado en todos los Smartphones ya que cada aplicación puede seguir al usuario en donde éste se encuentre, y en cada momento, como lo hace Facebook o Google, por ejemplo, para sus "servicios varios". La diferencia aquí radica en que se salvarán vidas y se ahorrarán muchas frases como... "si yo hubiera".

Con este seguimiento, las fuerzas de policía en trabajo conjunto con los inspectores de tránsito, tendrían una excelente herramienta para detectar las vías de fuga de estas armas re-cargadas y en constante riesgo de dar en el blanco menos esperado. Algunos dirán, pero apagarán el celular y ya, por lo que dile adiós al seguimiento en masa. Bueno, con apagar el celular no basta para no ser detectados.

Con lo detallado arriba, solo tendrían la oportunidad de detenerlos a todos juntos a lo largo de tres cuadras por ejemplo, cerrándoles las salidas a otras calles aledañas, para que puedan frenar con tiempo, sin que nadie se lastime. Luego vendría el acto del cobro de multas y demás trabajos que no me toca pensar en estos momentos.

Pero, además de esta primer alternativa detallada mas arriba, para detener estos eventos que ya se han convertido en un real flagelo para todos, debido a que, cuando uno va a querer pasar un buen rato en tranquilidad y en familia al lugar donde ellos se reúnen (costanera de Concordia) antes de disponerse a escaparse de si mismos, de sus aparentes vidas sin límites, de sus existencias individualistas y desprovistas de figuras paternas fuertes que los detengan en su accionar antisocial, de su carrera contra todo lo que les importa a los demás, de su voraz e insaciable persistencia por sentir la adrenalina animal corriendo por entre sus venas llenas de drogas y alcohol... antes de disponerse a todo esto, pululan por el mencionado lugar, haciendo mini picadas, aceleradas con escapes libres o roncadores, y un sinfín de molestias para las personas que deberían estar visitando un lugar tranquilo. En lugar de ello, lo que hacemos es ir a visitar un lugar con una alta contaminación proveniente de los gases de los escapes, además de la contaminación auditiva que va mas allá de lo que un oído pueda soportar.

Pero sigamos con las posibles soluciones a este problema. Además del seguimiento por medio de sus celulares, existe otra forma de poder detenerlos sin tener que desplegar ninguna fuerza pública para ello. Y esto es por medio de un sistema de cámaras de video de alta definición, dispuestas estratégicamente en diferentes lugares de la ciudad, con el simple objetivo de detectar sus caras, ya que no es posible detectarlos por sus patentes debido a que simplemente no las tienen, infringiendo con ello, otra ley de tránsito de la ciudad.

Respecto a la utilización de cámaras de video con reconocimiento facial, o bien, de secuencias seguidas de fotografías de muy alta resolución a todo el grupo de "motociclistas", es preciso agregar que, en el momento justo de que esa vorágine de ruidos, olores y peligros ingrese a una determinada calle o cuadra, a lo largo de esta, y de manera secreta (o no), es decir, que nadie sepa que existen esas cámaras allí, se disparen capturas de muy alta resolución, y muy seguidas entre si, pudiendo, de esta manera, poder capturar a una misma persona, mas de una vez, consiguiendo con ello una gran variedad de exposiciones de dichas personas "sin rumbo" y por ende, su ulterior identificación. Debo aclarar que estos sistemas automáticos de reconocimientos faciales, pueden configurarse para que solo se disparen o filmen en el justo momento de alto ruido, sumado a un alto grado de movimiento frente a sus lentes, es decir, cuando estas bandadas de "golondrinas errantes" pasen por enfrente de ellas.

Con la identificación posterior, se deberían accionar luego, sendas medidas sobre las personas reconocidas por estos sistemas, medidas que solo competen a las fuerzas de policía y a las de tránsito.

Pero he aquí que existe una solución menos costosa en todo sentido, aunque desconozco por ahora el impacto que pueda llegar tener sobre estos grupos ruidosos y sobre los receptores de este pensamiento. Dicha solución pasaría por controlar, tanto a las casas vendedoras de motocicletas, como así también a los que venden escapes -y demás partes- que se escapan a las condiciones requeridas para no infringir las normas de convivencia y de tránsito.

Si estimados lectores, el controlar y el aplicar multas a los motociclistas no es todo el paquete de soluciones, ya que las multas deberían ir dirigidas también a las empresas que venden estos "vehículos biciclos motorizados" y sus correspondientes partes. Los vendedores que posean en sus puntos de ventas, estos tipos de partes que transgreden las normas, ellos también deberían ser multados con una considerable suma de dinero, por el simple hecho de que ellos, indirectamente se encuentran contribuyendo a que los demás tampoco respeten las normas de convivencia y de tránsito. Tampoco me imagino por ahora la metodología par realizar este tipo de control, pero se que los organismos pertinentes lo podrán hacer.

Y siguiendo con las posibles soluciones a este creciente y peligroso problema, quiero referirme a los verdaderos culpables de que estas "armas al manubrio" se formen y proliferen, y que son los padres, los mismos que luego lloran al ver a su hijo de 15 años, tendido y muerto sobre el asfalto, sin ninguno de sus supuestos "compañeros de corridas", a su alrededor. De esos padres, que por cierto no espero ningún atisbo de comprensión por parte de ellos, solo espero que la renovación generacional, a través de la educación formal que proveen las escuelas primarias y secundarias, forme a los nuevos padres con un mejor sentido de pertenencia, autoestima, empatía, deber social, buenas costumbres, y un largo etcétera de virtudes colectivas. Padres mas fuertes psíquica y moralmente, formarán hijos mas responsables y menos individualistas.

Al fin y al cabo, todo pasa por al educación, por lo que, confío (para no decir que tengo Fe, ya que es un término muy religioso y recordemos que el estado es laico), mientras se puedan aplicar algunas o todas las soluciones humildemente propuestas arriba (o algunas similares o mejores), la educación siempre y en todos los aspectos de nuestras vidas, termina siendo una base firme, y una oportunidad ineludible que posee un estado para mejorar el tejido social de su país y por ende, la mayoría de los problemas, como por ejemplo el que traté hoy aquí. La educación formal de calidad, con un alto contenido humanístico aplicado (no solo teoría), en todos los niveles, formarán un nuevo horizonte respecto del cual habrá menos leyes, porque habrán menos infractores.

Todos los países necesitan mejorar, en primer lugar, a las personas que los componen, y lo debe hacer disminuyendo o eliminando contenidos innecesarios, o bien, menos necesarios que los contenidos humanísticos, dentro de sus currículas escolares, y agregando contenidos que se dediquen exclusivamente a que los seres humanos en desarrollo, puedan ver que existen cosas muy importantes, que se denominan virtudes, y que durante todo el trayecto escolar deberán ser exaltadas a su máxima posibilidad, gracias a los mencionados contenidos humanistas. Los contenidos técnicos no mejoran a las personas, pero los humanistas si, entonces, ¿porque no se los incluye mayoritariamente? Si los padres no son capaces de brindarle virtudes a sus hijos, el estado es el que lo debe hacer a través de la educación formal. Y si el estado tampoco lo puede hacer... ¿quién lo hará?


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