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09/12/2013

Respecto de los saqueos en mi querida ciudad, San Antonio de Padua de la Concordia. ¿Causalidad, o Casualidad?

Respecto de los saqueos en mi querida ciudad, San Antonio de Padua de la Concordia.


-¿Causalidad, o Casualidad?
-¿Personas de clase media/alta, o personas de clase baja?
-¿Vehículos de último modelo y de diferentes marcas llevándose todo, o sulkys de personas necesitadas haciendo lo mismo?
-¿Interés, o Necesidad?
-¿Hechos coincidentes, o hechos disidentes?
-¿Poder económico conectado con sectores políticos, o una simple avanzada del pueblo hambriento?
-¿Efectivos policiales con sueldos a mejorar, o con altos sueldos que hacen ilegítima la protesta?
-¿Intencionalidad para cambiar formas colectivas de pensar, o simples delitos por delincuentes comunes?
-¿Ladrones de guantes blancos, o simples ladrones de "gallinas"?
-¿Oportunistas para desacreditar a un gobierno de turno (cualquiera sea éste su partido político), u oportunistas que aprovechan una cierta situación conflictiva?
-¿Se da en Concordia por necesidad estratégica, o por eventualidades azarosas de la vida?
-¿Se da en Entre Ríos por ser una de las provincias que mas crece, o se da en nuestra provincia por estar perdida en la triste miseria?
-¿Ocurre en Concordia por ser clave para el futuro del país (o no, dependiendo de las ideologías), o por una simple ocurrencia del destino?
-¿Los hechos bandálicos de ayer y de hoy no tienen comparación con los del 2001 debido a las diferencias en el contexto socio-político y económico, o si lo tienen? 
-¿Mafia organizada, o meros delincuentes individuales?
-¿Clara muestra del poder de los intereses corporativos, o simple movilización con individuales objetivos de delincuencia?

Con todas estas cuestiones, escritas arriba, estoy convencido de que la primera parte de cada una de ellas (o sea, todo lo detallado a la izquierda de cada ",") son las respuestas a dichos interrogantes.

Quiero resaltar además, el odio que he percibido en las redes sociales, descalificando a personas por su color de piel, por su posible condición social, por su posible color político, por sus posibles ideologías, por sus posibles intenciones, por sus posibles inclinaciones sexuales, y un bastante y amplio etcétera, siendo que esas mentes descalificadoras detrás de un teclado y una pantalla, pienso que no son poseedores de percepciones extrasensoriales como para tener la suficiente empatía para poder emitir un juicio de valor al respecto. 

Por ello, antes de expresar todo el odio reprimido, -por otros motivos privados-, hacia el público, desde mi más humilde punto de vista, les solicito que utilicen la tan necesaria empatía, o sea, el colocarse en el lugar del otro, sin hacer públicos sus juicios despectivos debido al color de la piel, o porque todos son de tal o cual ideología política, o porque todos esos bandalos (o no) son de tal o cual orientación sexual, o por cualquier otra cuestión que no puedan comprobar, ni lo comprobarán nunca, salvo que se dignen a salir a la calle y realicen una encuesta con dichos "juicios de valor". Solo de esa manera podrán acercarse a la verdad que "tanto buscan". 

Solamente con la verdad demostrada; basada ésta, en el estudio de fuentes de información diversas, de toda índole -y no de unas pocas-; del cultivar, de manera privada, la intelectualidad en lugar de la mediocridad; de fomentar las virtudes individuales y familiares en lugar del consumismo, el materialismo, la anti-espiritualidad para con sigo mismo y para con sus miembros familiares; se podrá utilizar aquella empatía de la que hablaba anteriormente. 

Mientras las personas de muchos sectores de la sociedad -y de cualquier ideología o pensamiento sociopolítico, y sin catalogar a nadie por ello ni por cualquier otra característica inherente- continúen como si nada, sobrevolando por un mundo de plástico, inclinado hacia la vida light e individualista, seguirán odiando y descalificando sin tener pruebas de nada, y como consecuencia, -mente cerrada de por medio-, la realidad se les escapará cada vez mas de entre los dedos, al igual que sus propias vidas y de sus familias, no pudiendo discernir, qué parte de aquellas preguntas de arriba, son las verdaderas respuestas.


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