Me he cruzado por ahí, con seres portadores de una forma de ser que trascienden sus propias esferas existenciales. Y con esto no los estoy halagando, sino que solo estoy resaltando sus aparentemente olvidadas e innatas carencias de autoconocimiento y el de ubicarse en el punto de vista del otro. Por lo que, con lo anteriormente expresado, he podido en mi profundo interior, llegar a conocer, con bastante acierto, a aquellas “entelequias”, de tal forma que puedo decir, casi desprovisto de toda duda respecto de mi parecer, que aquellas, transportan en su procesión cotidiana, una condición y disposición mental frente a los demás, carente de introspección y empatía. Son poseedores de una vida totalmente basada y capturada por sus dependencias para con la substancia externa, superficial, artificial y omitiendo, por su propia naturaleza extrínseca, el siempre útil trabajo de colocarse en el lugar del otro.
Miran con
ojo crítico las espinas, en lugar de hacerlo con los pétalos. Comentan por
medio de palabras punzantes lo que este tipo de personas cree que se
corresponde a un defecto ajeno, reparando únicamente en lo accidental, en lugar
de hacerlo por sobre lo fundamental, por sobre lo esencial, y por sobre lo que
troncalmente importa, respecto del tema en cuestión emanado por aquel ser “defectuoso”,
depositario este, de las pseudo reflexiones de aquellas “entelequias” fanatizadas
en criticar las espinas en lugar de hacerlo con los pétalos.
Por lo
tanto, y por desventura, me veo obligado por naturaleza, a sentir mucha lástima
por ellos, y tristeza por la falta de autoconocimiento que observo en algunas
personas, y además, por el hecho de que sea relativamente fácil hallar
individuos impersonales, ajenos a lo que realmente importa, desapegados de los sucesos
fundamentales, desentendidos de las esencias que enriquecen y motivan el alma
propia y la de los demás, concentrados maquinalmente solo en las pocas veces en
que hacen su “magistral” y artificial aparición, desplegando sus artificios
léxicos en pos de alimentar su propio ser ególatra, evitando en todo momento
entablar una comunicación bidireccional y constructiva, dejando espacio solo
para ellos, solo para su subsistencia trivial y externa.
Como dice
un dicho que tiene su origen en la Biblia, “solo ven la paja en el ojo ajeno”.
Y justamente, en Mateo 7:1-5, se detalla lo siguiente: “No juzguéis, para que
no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con
la medida con que medís, os serás medido. ¿Y por qué miras la paja que está en
el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O
cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en
el ojo tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces
verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”
En
consecuencia, solo queda tener Fe en las personas, y entre otras, especialmente
en aquellas personas presuntuosas, que algún día se deberían dar cuenta de que
su interior también existe, que su mente puede ver hacia el verdadero ser que
habita dentro de si mismo y que yace aislado entre cuatro paredes cimentadas
con ladrillos de ego, de falsedad y de indiferencia, y de que puedan incluso, poder
mirar hacia atrás, escudriñar sus propias acciones pasadas, de modo de remediar
las que les queden pendientes, si todavía tienen el tiempo, y aprender de
aquellos errores del ayer, de modo de prepararse para constituirse como nuevas
personas, iluminadas por el uso de la razón, que abogan por las buenas
costumbres hacia los demás y hacia si mismos, que dan ejemplos de buena
voluntad para su prójimo… su próximo… personas con plena conciencia de sus
virtudes y de sus debilidades, de sus potencialidades y de sus flaquezas… personas que, de esta
manera, conformarán un tejido social mas cohesionado y mas fuerte… un tejido
social en el que prevalezca el respeto y la razón, con lo que todo lo demás; ya
sean, críticas, consejos, reclamos, propuestas, etc.; será bienvenido y aceptado
de igual manera… y bajo cualquier circunstancia, de parte del destinatario de
esa lanza semántica demoledora … de manera razonable y respetuosa.
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