Lo original salta a la vista. Lo original queda libre de toda incertidumbre. Lo original no solo se verifica en un solo aspecto de algo o de alguien, sino en todas las demás fachadas de ese algo o alguien. Lo original se distingue por sobre lo superficial, por sobre lo accidental, por sobre la mentira y la charlatanería; y con solo observar todo "lo demás", lo original siempre conlleva el sello de su propio creador o de su portador, y aunque ese sello no este explicito, o bien esté oculto bajo un infaltable velo de humildad, la originalidad siempre se manifestará de algún modo.
El ser original es nuestra condición “sine qua non” que por medio de la cual, nos permite ser quienes somos, y no ser quienes quisiéramos ser, o quienes otros quisieran que seamos.
La originalidad y la humildad deben ir de la mano, ya que si se es original y no se es humilde, se cae en el error de creerse apoteótico, de pretenderse un ser superior a los demás, olvidándose por completo de quienes y cuan importantes son “los demás”. Pero, por el contrario, si esa originalidad va de la mano de una verdadera humildad, esas incontables “demás” personas originales y humildes… tendrán a uno más, entre sus atestadas filas. Y por consiguiente, el buen destino de la humanidad aún continuará teniendo esperanzas.
Nelson J. Ressio
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