El alma, ¿es inmortal? Respecto a esta pregunta, yo no me referiría al alma de la manera en que lo hacen las religiones, ya que estaría en contradicción con mis propias creencias, anulándolas por completo. Pero, basándome en la teoría de la física de partículas, denominada, Física Cuántica, puedo imaginar una respuesta respecto de la inmortalidad del alma, y por ende a esa bienvenida pregunta.
Quiero aclarar, antes de proseguir, que el concepto del "Alma Cuántica", el del "Yo Cuántico" y el del "Ello Cuántico", (además del de "Estadíos Psicológicos Cuánticos") son conceptos propios, revelados ante mi consciencia (e inconsciencia) como resultados de diferentes investigaciones al respecto, desde hace muchos años.
Por si algunos lectores no poseen conocimientos respecto de la Física o Mecánica Cuántica, ésta ciencia expresa, entre muchas otras cosas, el comportamiento y propiedades de las partículas subatómicas (electrones, fotones, etc.). Y justamente una de esas propiedades, es la llamada: Entrelazamiento de estados Cuánticos, la cual formula que toda partícula subatómica puede estar en dos -o mas- lugares al mismo tiempo, sin importar las distancias (centímetros o años luz). Figurativamente, el entrelazamiento de una sola partícula, la podríamos dibujar como una especie de estiramiento de la misma, por lo que en cada uno de sus dos extremos se mantienen todas las propiedades de esa sola partícula.
En consecuencia, y como ya sabemos, todo lo que nos rodea, incluyéndonos a nosotros mismos, los humanos, estamos compuestos por materia. A su vez la materia, está compuesta por moléculas, que a su vez las moléculas están conformadas por átomos, y como decía mas arriba, los átomos tienen su centro de Neutrones y Protones, y girando sobre este, la nube de las partículas llamadas electrones (partícula subatómica con carga eléctrica negativa).
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Debido a esto, nunca me convenció la teoría metafísica, y ni siquiera la metafísica de la naturaleza (en mis humildes lecturas sobre esos temas), y desde siempre, he estado preguntándome sobre todo y dudando de todo (pero no descreyendo).
Por lo tanto, mi posición actual (construida de a poco y desde mi infancia) respecto de la muerte, es la expresada arriba de estos párrafos, la cual también se podría superponer a la definición de inmortalidad del alma que las diferentes religiones han tratado de explicar y “hacer entender”, o mas bien, "hacer creer".
No solo el alma (o procesos sinápticos mentales) sino nosotros mismos estamos replicados en otro mundo. La Mecánica Cuántica lo ha demostrado mediante teorías matemáticas, pero, como si lo anterior fuera poco, ha hecho lo mismo con estudios científicos que demuestra lo antedicho de una manera empírica.
Además de haberse conseguido la Teletransportación (o Teleportación) cuántica con una partícula de luz, un fotón, en donde ese fotón estuvo en dos lugares al mismo tiempo y a una gran distancia; en el Gran Acelerador de Partículas denominado LHC (Large Hadron Collider) ubicado en Ginebra, ya se ha descubierto la escurridiza partícula que aglutina la energía (electrones, etc.) que está en constante vibración, transformándola en materia tangible y dotada de una aparente quietud constitutiva… una piedra, una mesa... nosotros mismos, y cuya partícula es: el Bosón de Higgs.
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A lo que apunto con esta idea, es que, nuestra existencia se encuentra encadenada a un aparente infinito conjunto de eslabones cuánticos, con lo que cada uno de esos eslabones, se corresponden a una versión de nosotros mismos -o por lo menos, de nuestra alma, o del espíritu, o bien, del Yo cuántico- en el continuo espacio-temporal subatómico.
Por lo tanto no me quedan dudas respecto de que la inmortalidad del cuerpo y del alma es casi una verdad absoluta, razonando todo esto, basándome pura y exclusivamente en la ciencia y no en la religión. Y cuando comprendí esto, hace mucho tiempo, fue una gran revelación para mí, debido a que me permitió perder por completo el miedo a la muerte. Incluso, a mis hijos se los explico de esta misma manera, obviamente adaptado el concepto a la altura de sus mentes, por lo que ya están en esa vía de que uno no se muere, sino, más bien… que cambia de lugar ¿no les parece?
Nelson J. Ressio.
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