El hombre en tanto que su universal y también en tanto que un solo individuo, es la fuente de todo cuanto es; es responsable de su propio autoconocimiento, desde él emana y a la vez recibe, al mismo tiempo, las características de su propio ser, con lo que ese sabio ejercicio de dualidades dentro de uno mismo, o sea, de ser la fuente y el receptor a la vez, lo va construyendo introspectivamente de modo de utilizar la sabiduría, resultante de esa constante práctica de dualidades en uno mismo, para hacer frente a las adversidades.
Ahora, el inconsciente (Ello), en la forma de eventos reprimidos en el hombre y aunque estén detrás de la barrera psíquica de la consciencia (Yo o Super yo), me parece que juegan un papel importante en relación con el hombre (en tanto que su universal) y con la sociedad, ya que el inconsciente cuanto mas cargado esté de esos eventos reprimidos en constante balance con los eventos guardados en el consciente, por mas que estos últimos representen caracteres correspondientes a un individuo de virtudes y de sabiduría, aquellos eventos reprimidos, jugarán un papel importante, negativo, neutral o positivo, dentro del tejido social, y dependiendo de ese balance, que nombré antes, respecto de cuanto hay de inconsciente y cuanto hay de consciente dentro de un individuo, por lo que un tejido social compuesto por personas con un mayor sesgo psíquico hacia el inconsciente, o mejor dicho, que posean un mayor nivel de eventos reprimidos en relación a su nivel de eventos conscientes; será un tejido social muy débil, intolerante, airoso y preso de si mismo. En cambio, lo inverso de lo expresado antes, generará un tejido social fuerte, cohesionado, tolerante, sin necedades y libre. Aclaro que cuando hablo de tejido social, me refiero al hombre en tanto que su universal.
Ahora, si a este tema lo relacionamos a como nuestro propio inconsciente y la sociedad accionan sobre el hombre, en tanto que un solo individuo, mi opinión es prácticamente la misma de arriba, ya que nuestra huella psicológica, o nos condena o nos libera, dependiendo de aquel balance antedicho, y a su vez, la sociedad incide de lleno en nosotros, a veces positivamente, a veces negativamente, y también neutralmente, por lo que somos cada uno de nosotros, los que deberemos echar mano de la razón para no dejar que nuestro Ello y la sociedad nos jueguen negativamente.
Nelson J. Ressio.
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