Es un gran
placer ver como el noveno buque de la Armada Argentina que porta el nombre
Libertad, retorna a su Patria sano y salvo para continuar con su proceso ininterrumpido de formación
profesional de los guardiamarinas de la Armada Argentina. Asimismo, la Fragata Libertad, representa
a la Argentina en política exterior, en cada puerto en los que atraca, con la
Libertadora misión de transmitir nuestra
escenario geográfico, cultural y productivo, promover las relaciones navales con
otras naciones, estrechar relaciones profesionales y de amistad para con las
armadas de otros países. En más de 35 viajes de instrucción que ha realizado, visitó
58 países y más de 400 puertos extranjeros.
Pero no solo es
un barco portando el nombre Libertad y llevando la argentinidad a cada puerto
del mundo, sino que también es una Palabra, es un Símbolo, tan importante como
su misión. Dicha Palabra o Símbolo es: Libertad.
Botada a las
aguas hace más de 40 años en los astilleros del estado, este querido y gran símbolo
conlleva entre las ocho letras que conforman su nombre, un significado tan
potente como su cometido.
Esta Palabra o
Símbolo, denominada Libertad, la cual identifica a nuestra fragata, nos está
diciendo o enseñando, de un manera casi subliminal, pero no por ello menos entendible,
que uno de los principales pilares que tenemos como seres humanos, es nuestra
capacidad de elección en base a nuestro uso de razón. Debemos ver en esa agraciada
Fragata Libertad, no solo un barco con una gran y honorable misión, sino que
también, la tenemos que ver como un verdadero símbolo de un pueblo Libre, sin
ataduras psicológicas que coarten nuestra capacidad de decidir sobre nosotros
mismos, sobre nuestra propia humanidad, un Símbolo que nos dice tácitamente que
nos conozcamos a nosotros mismos, para que logremos de una vez por todas, y de
una manera colectiva, deshacer las cadenas psicológicas que nos encadenan desde
el mismísimo día en que nacemos, un Símbolo que representa varias libertades
humanas, como nuestra Libertad de Expresión, nuestra Libertad de elegir sobre
lo que nos ofrece este mundo tecnológico y multimedial, nuestra Libertad de
elegir a los futuros gobernantes, nuestra Libertad de pensar en un Dios sin
imposiciones dogmáticas, fundándonos únicamente en Su entendimiento por medio
del uso de la razón y no por el uso de algo externo a ella, ya que todo lo
ajeno a la razón, es sencillamente inhumano, etc.; y saber, desde lo mas profundo
de nuestro ser, y afirmándonos en nuestro inherente razonamiento, que esta
Fragata, llamada Libertad, nos invita a una larga mirada introspectiva, con la
otra misión implícita de entendernos a nosotros mismos, como individuos Libres,
para luego de ese arduo y reflexivo trabajo íntimo, realicemos otro trabajo,
tanto o mas importante que aquel, el cual es el de comprender a los demás,
quienes, con sus individualidades y sus formas de pensar, poseen el derecho
humano indiscutible de ser aceptados tal cual son, sin necesidad de que, porque
piensen o actúen diferente a nuestro relativo punto de vista, se los juzgue
inadecuadamente. Todos convivimos bajo un mismo cielo y pisamos la misma
tierra, por lo que la Tolerancia debe ser el resultado aplicado de nuestro
esfuerzo por comprender al prójimo, al próximo, no sin antes colocarnos las
gafas de nuestro propio ser.
Entonces, ese
hermoso navío que muchos hemos visto de cerca, anclado en los diques de Puerto
Madero, nos invita a reflexionar sobre nosotros, y también entre nosotros, como
individuos Libres y Tolerantes.
Si el ser humano
necesita hallar la verdad, sobre cualquier inquietud que se le presente a lo
largo de su vida, primero debe portar una mente Libre y sin ataduras de ningún
tipo y color. Las ataduras psicológicas no dejan que la verdad emerja a la
superficie de la razón, y aunque esa verdad sea una verdad a medias, debido a
que no existen verdades absolutas, indefectiblemente será una verdad al fin,
hallada esta, por un espíritu Libre y Tolerante.
La Fragata
Libertad, a través de su misión en los mares, como así también por intermedio
de su nombre, nos invita a que aprendamos a vernos colectivamente a nosotros
mismos, como una gran nación de seres Libres, Individuales, Tolerantes, Únicos
e Indivisibles, y en quienes el Conocimiento prime por sobre la ignorancia,
entendiendo por ignorancia como la
ausencia en nuestra mente, arbitraria y relativa, de ciertas realidades o
verdades parciales, que hacen que no podamos llegar a concebir razonablemente
esos dos infaltables pilares, que son: Libertad de elección y de pensar, y
Tolerancia.
No perdamos esto
de vista.
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